Abdulahi fue identificado ayer cuando las Fuerzas de Defensa de Kenia (KDF, en inglés) exhibieron los cadáveres de los cuatro atacantes en la parte trasera de un vehículo que conducía a baja velocidad por las calles de Garissa, según el diario “Standard”.
Su padre, cuyo nombre no ha transcendido, alertó a las autoridades de que su hijo había desaparecido y que sospechaba que había viajado a Somalia, ya que en el último año no había querido darle pistas sobre su paradero, de acuerdo con el periódico.
Al parecer, el padre ya había denunciado que Abdirahim podría haberse unido al grupo islamista Al Shabab cuando cursaba segundo de Derecho en la Universidad de Nairobi.
Una persona de su entorno lo definió como “un abogado brillante con un futuro prometedor” y según su registro escolar acabó la escuela secundaria con un currículum escolar impecable.
“Es muy importante y crítico que los padres cuyos hijos desaparezcan o muestren síntomas de haber sido expuestos al extremismo violento avisen de inmediato a las autoridades para evitar que su radicalización vaya a más”, alertó el portavoz del Ministerio del Interior de Kenia, Mwenda Njoka.
Por su parte, el comisionado del distrito de Mandera, Alex Nkoyo, aseguró en declaraciones recogidas por el Standard que están esperando “la confirmación oficial, pero el padre ya avisó de que (Abdirahim) había cortado lazos con su familia y el Gobierno tenía conocimiento de ello”.
Ayer los cuerpos de los cuatro terroristas fueron exhibidos, desnudos, para que la población local ayudara a identificarlos y cientos de personas, incluidos niños, se congregaron en las calles para ver los cadáveres y algunos les tiraron piedras e insultaron, informó el “Standard”.
Cinco personas han sido detenidas en relación a la masacre, tres de ellas cuando intentaban huir a Somalia, y todavía se busca al presunto cerebro, Mohamed Kuno, que sigue en paradero desconocido.