Existe una forma especialmente gratificante y enriquecedora de hacer turismo: combinar los viajes con las tareas de voluntariado, y aprovechar las vacaciones para colaborar en proyectos solidarios, ayudando a los demás, compartiendo experiencias y conociendo nuevas culturas.
Esta tendencia, el llamado turismo solidario o de solidaridad, gana adeptos y se acentúa durante el verano, cuando más voluntarios viajan, según Brenda Casal, fundadora de la asociación sin ánimo de lucro Cooperatour que organiza viajes de voluntariado internacional de entre 15 días y dos meses, según reseña EFE.
Casal apunta que esta asociación fundada en 2006, trabaja en proyectos de vo-luntariado de Perú, Guatemala, Costa Rica y otros países de Latinoamérica y también del Sureste Asiático, como Vietnam, Nepal, Tailandia, India y Sri Lanka, y “valora la posibilidad de llevar ‘turistas solidarios’ a África, e incorporar la práctica del idioma inglés y desarrollar el voluntariado para menores”.
Señala que el objetivo de estos viajes es que sea una experiencia educativa para las personas, que aporten una mayor conciencia de nuestro mundo, enriqueciéndose con nuevos valores, pero para que el turismo solidario funcione, es necesario “que los proyectos cumplan con unos mínimos de calidad en aloja-miento, dietas, personal de asistencia y orientación”.
“El turismo solidario no debe ser un negocio, su objetivo es dar continuidad al trabajo de cooperación dotando a los proyectos de personal y recursos económicos”, explica el director de Cooperatour, David Pratdesaba.
La asociación (cooperatour.org) que dirige, ha trabajado en proyectos educativos, de cuidado y protección de la infancia, de salud, medio ambiente, construcción y empoderamiento de la mujer.
Remedio guatemalteco. Una de las iniciativas más recientes consiste en inaugurar, con la ayuda del voluntariado, una farmacia/herbolario y dar soporte a una escuela en Guatemala, aunque “en todos los proyectos las actividades varían según las necesidades de cada centro y lo que cada voluntario pueda y quiera hacer”, asegura.
Para poder dar continuidad a sus actividades y cubrir los gastos de estancia, esta asociación necesita un aporte económico de cada voluntario, según Cooperatour.
De acuerdo a esta entidad, “ese pago permite ofrecer a los participantes orientación e información antes del viaje, asistencia durante su estancia para los imprevistos, alojamiento seguro y organizado, transporte desde el aeropuerto, una aportación económica en el proyecto en que participa, y una red de contactos del destino con otros participantes y la organización de acogida”.
“El turismo solidario ofrece una forma de viajar alternativa al turismo tradicional y se realiza a países y zonas geográficas en vías de desarrollo, especialmente de Latinoamérica, Asia y África”, señala a EFE Brenda Casal, para quien “el voluntariado es una experiencia vital que cambia la forma de entender el mundo”.
“Este tipo de turismo fomenta una mayor interrelación entre la población local y los turistas, que se implican en mejorar su bienestar, convirtiéndose en una herramienta de lucha contra la pobreza y la desigualdad, y cuyas acciones benefician a las comunidades ubicadas en estos países”, añade.
Según la fundadora de Cooperatour, quienes participan en estos viajes solidarios, “se integran como parte de un equipo y trabajan como voluntarios en los diferentes proyectos”.
Explica que suele tratarse de personas con entusiasmo y compromiso por trabajar con otras en situación de pobreza y exclusión social y, en muchos casos, son jóvenes con estudios universitarios en el ámbito de la educación, la sanidad o la integración social.
“Para participar en estos proyectos se realiza un proceso de selección. El voluntario debe enviar una solicitud a la asociación, para informar sobre sus intereses y disponibilidad de tiempo, y después puede elegir en qué proyecto quiere colaborar, entre aquellos que se adapten a su perfil”, explica Casal.
Compromiso. “Como principales requisitos, el voluntario debe tener madurez emocional y capacidad de adaptación, gozar de buena salud física y mental, y ser una persona abierta y positiva. También debe comprometerse por un período mínimo de participación, que oscila entre los 15 días y los 2 meses, según el proyecto”, añade.
Casal recomienda apuntarse con 3 ó 4 semanas de antelación al inicio del viaje y, si se requieren vacunas, deben administrarse como mínimo un mes antes de viajar.
“El voluntario se encarga de comprar el boleto de avión, y Cooperatour de reservar el alojamiento y darle la documentación que requiera para el viaje”, precisa.
Cada proyecto tiene un horario diferente, pero el voluntario se compromete a tra-bajar un número de horas, que pueden oscilar entre 4 y 8 horas al día, dependiendo de la actividad que vaya a realizar, disponiendo de los fines de semana para descansar y conocer el país.
“En cada proyecto hay una persona encargada de los voluntarios, que ofrece el asesoramiento necesario. El volun-tario trabajará parte del tiempo de manera independiente, pero periódicamente se celebran reuniones con el coordinador”, indica.
Según Casal, los voluntarios suelen estar todos juntos en el mismo alojamiento, que pueden ser habitaciones individuales en casa de una familia local o en el propio centro en el que trabajan, en dormitorios compartidos con los demás participantes.
Sobre el voluntariado para menores que prevén incorporar a su catálogo, Casal señala a EFE que, “aunque la edad mínima de participación son los 18 años, en algunos países se aceptan menores de edad, con un mínimo de 16 años”.
“Estos menores realizan siempre tareas de soporte, sobre todo en el ámbito educativo, son supervisados constantemente por un responsable, deben tener una autorización paterna/materna y pasar por un proceso de selección para analizar si son personas responsables, motivadas y comprometidas con el proyecto a realizar”, dice.
tdesaba (Cooperatour): El objetivo es dar continuidad a la cooperación dotándole de personal y recursos económicos.
2016-07-06