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Capriles: Más que aviones y armamento de guerra nuestro país necesita educación

Sabado, 12 de julio de 2014 a las 07:30 pm
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En su columna domical, el Gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, criticó que en el país se hagan inversiones en armamento militar, tanques, aviones y no en educación

El texto titulado "Una Venezuela Educativa", expresa que el Gobierno con la compra de las armas de guerra demuestra una de sus más "grandes contradicciones", puesto que destaca que el Estado se ha definido como "humanista".

"Las prioridades de este gobierno no son las mismas de nuestro pueblo", destacó.

Reiteró que no se justifica el excesivo gasto de dinero en armamento. "Nuestro país es el principal importador latinoamericano de armamento", acotó.

 

Lea a continuación el texto completo:

Una Venezuela educativa

Que en nuestra Venezuela se invierta en tanques, aviones y armamento de guerra y no en educación, es una de las contradicciones más grandes de un gobierno que no solo dice ser humanista, sino que prometió acabar con la pobreza para el año 2019. Y hago esta reflexión, porque durante las últimas semanas los anuncios sobre la compra de nuevos equipos militares no paran.

Ya lo hemos dicho en varias oportunidades. Las prioridades de este gobierno no son las mismas de nuestro pueblo. Hace tiempo que perdieron la conexión con la realidad. Afirmación que me atrevo a sostener, porque no se justifica el excesivo gasto militar de este gobierno, mientras en Venezuela se agudiza la crisis en el sistema educativo.

Y es que nuestro país es el principal importador latinoamericano de armamento. Nada más entre 2009 y 2013, Venezuela ocupó la posición 14 a nivel mundial en compra de armas convencionales, superando a Egipto y al Reino Unido. No son cifras que inventamos, sino que fueron divulgadas por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz. Para que tengan una idea de lo que se pudiera hacer en materia educativa, con lo que cuesta un Sukhoi, se pudieran construir 15 escuelas, para atender a unos 10.500 estudiantes en ellas.

Si los 16 mil millones de dólares que esta mal llamada revolución del Siglo XXI ha destinado para aumentar su capacidad bélica, se hubiesen invertido en construir las 3.100 nuevas edificaciones, entre planteles de educación inicial, básica y diversificada, que el propio Ministerio de Educación dijo que hacían falta en nuestro país, hoy no tendríamos a más de 3 millones de niños excluidos del sistema escolar, porque muchos de ellos no cuentan con un plantel cerca de sus hogares.

De eso precisamente conversaba esta semana con un grupo de docentes mirandinos, en un gabinete escolar que tuvimos en una escuela de nuestro estado. Este gobierno debe entender que la pobreza no se acaba comprando fusiles. Que más que carros blindados, buques de guerra y aviones sukhois, nuestro país lo que necesita es más y mejor educación.

Cuando hablamos de más y mejor educación nos referimos a que en nuestro país se pueda desarrollar una infraestructura educativa moderna y adecuada a las exigencias de los procesos de enseñanza/aprendizaje del siglo XXI; no del Socialismo del Siglo XXI, que cree que adoctrinando a nuestros estudiantes se construye la patria de Bolívar. Pero se olvidan que no hay nada más revolucionario, rebelde y contestatario que los estudiantes, a quienes no pueden manipular ni chantajear, por más que lo intenten, porque ellos saben dónde está el futuro.

No exageramos cuando decimos que un país que no invierte en educación no puede avanzar. Bien lo decía Martin L. King, que una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales, se acerca a la muerte espiritual. No nos extrañaría que eso sea lo que este gobierno busca al final: que los venezolanos nos resignemos a tener un gobierno incompetente, controlador y manipulador, que busca implementar, a toda costa, un pensamiento único en nuestras escuelas y universidades.

Por los hijos de esta hermosa patria estamos obligados a cambiar esta realidad. Puede que muchos no crean que la educación cambia un país, pero nosotros sabemos que la educación sí cambia a las personas, que son al final las que construyen y cambian a ese país. Por eso, en nuestro estado Miranda, invertimos más del 70% de nuestro presupuesto en educación. Nosotros creemos que la educación nos hace libres, productivos, responsables y nos capacita para desarrollar el proyecto de vida que queremos.

Desde Miranda hemos demostrado que sí es posible que nuestros niños y jóvenes tengan acceso a instituciones educativas de calidad, en las que se encuentren con buenos maestros y profesores, que no solo los enseñan a leer, escribir, dominar las matemáticas, tener identidad regional y nacional, sino también a ser críticos, a pensar por sí mismos y adquirir los valores que los enseñen a hacer siempre las cosas bien.
Si de algo nos podemos sentir orgullosos además, es que en nuestras escuelas no solo no se habla de política, sino que en los salones, pasillos, en la dirección o en cualquier área de la escuela no hay nada que tenga que ver con política partidista. Nuestros estudiantes en las carteleras lo que ven son los próceres de nuestra patria. Y mientras yo esté al frente de nuestro estado, a las escuelas no va a entrar la política de ningún partido.

No dejaremos de insistir que nuestra Venezuela necesita calidad e inversión en educación, no armamento bélico, ni que se imponga un pensamiento único y que se imparta una historia de Venezuela sesgada. El día en el que entendamos que es más importante pagarle a un docente que a un general, ese día cambiará el país. La educación es un árbol al que hay que echarle agua para que el país crezca, sea grande y dé frutos.

Nosotros sabemos que la educación es el camino para salir de la pobreza y progresar, por eso seguiremos luchando para que, junto a nuestro pueblo, construyamos la Venezuela educativa que podemos ser. Juntos podemos construir ese proyecto educativo que esté sintonizado con los desafíos actuales, con las nuevas realidades y posibilidades, con el avance de la ciencia y la tecnología, con los requerimientos y esperanzas de estudiantes y maestros, y sobre todo con la impostergable necesidad de contribuir, desde la educación, con el progreso de todos los venezolanos por igual.

No olvidemos nuestras escuelas y lo que ocurre en ellas. No olvidemos que esas comunidades educativas son semillas de progreso que queremos para nuestro país. Salgamos a su búsqueda, porque mientras para el gobierno las escuelas son centros de votación, para nosotros son centros donde se gesta el futuro y la unión. ¡Dios bendiga a nuestra Venezuela!

Las prioridades de este gobierno no son las mismas de nuestro pueblo