Redacción 2001 | Jesús M. Gambús
Una visita papal jamás pasa desaprecibida, mucho menos la que celebra en estos días a Chile y Peru, Jorge Mario Bergoglio, el primer vicario de la iglesia nacido en Latinoamérica.
Poco antes de que el papa pusiera un pie en Santiago, el clima anticlerical se mostraba bastante tenso con ataques a cuatro iglesias y la difusión de panfletos.
No menos preocupante para las autoridades del Vaticano sería la encuesta de Latinbarómetro que mostraba la disminución de la fe católica en Chile.
Los números negativos comenzaron a notarse en el sondeo en 2011, cuando el fervor pasó de 61% de 2010 a sólo un 38%. Ese año explotó el caso de abusos sexuales de menores del párroco de la iglesia El Bosque, Fernando Karadima.
La tormenta no se redujo con la llegada a Santiago,. Grupos de activistas salieron a las calles para protestar los delitos de pederastia. La policía reprimió la movilización con cañones de agua y un número elevado de detenidos.
Por su parte, la prensa recordó que en el año 1987, el papa Juan Pablo Segundo convocó a más de un millón de fieles católicos en el parque O’Higgins, mientras que la asistencia de Francisco este martes llegó solo a 400 mil.
Los cálculos también le dieron la espalda al papa en la Araucanía, la región más pobre de Chile, en la que de los 400 mil fieles previstos en la misa del aeropuerto Maquehue, en Temuco, llegaron solo 210.000.
Al referirse al conflicto indígena, el papa abogó por el derecho de los pueblos originarios reclaman, además de ser escuchados, pero precisó que : “No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro”
Para marcar aun más la visita papal a la llamada “Misa por el Progreso de los Pueblos” , Temuco, escenario de un histórico conflicto a causa de la reclamación de tierras ancestrales vivió este martes varios ataques incendiarios, uno de los cuales dejó un policía herido de bala.
Al concluir la Homilia, una mujer de 47 años, identificada como Paulina Aránguiz Guzmán falleció mientras abandonaba el aeródromo .
La muerte se produjo luego de que se desvaneciera y sufriera un paro cardiorrespiratorio , según los Carabineros.
El pasado lunes, un hombre de 58 años falleció en la comuna santiaguina de Providencia mientras esperaba ver al sumo pontífice que se acercaba arriba del papamóvil a la Nunciatura Apostólica donde se alojaría esa noche.
Desilusión argentina. No hace gracia a Argentina, la tierra natal del papa, que el avión que llevó al sumo pontífice a Chile haya pasado por cielo patrio sin hace una pequeña escala.
El vocero de la Conferencia Episcopal de Argentina, Jorge Oesterheld, mostró su contrariedad por la agenda del sumo pontífice. “Nos cuesta digerirlo”, dijo.
Fuera del ámbito clerical, la desilusión de Oesterheld se hizo debate en la prensa y el diario Clarín publicó una columna del analista Ricardo Roa que preguntándose , “¿Quién tiene la culpa de que el Papa no venga”, se extiende en hacer una larga lista de las supuestas razones que se impusieron.
“Culpable de que el Papa no visite la Argentina: Macri. Culpable de que el Papa reciba a notorios kirchneristas: el obispo Sánchez Sorondo. Culpable de que se diga que el Papa vive pendiente de las minucias de nuestra política interna: el mal periodismo”, ironiza la columna.
“Es la sexta vez que está en Latinoamérica. Visitó 26 países. Grandes, medianos y chicos. Para todos los gustos. De centro, de derecha y de izquierda. Democracias y dictadura, como la de Cuba. Le falta nada menos que su país”, criticó la nota.
Costos millonarios. El presupuesto de unos $18 millones y la declaración de días feriados, no complace a densos sectores chilenos, más cuando el país es un Estado laico.
La Iglesia aporta unos $6,5 millones, que se destinarán casi exclusivamente a la organización de las misas masivas , un costo financiado en parte por los fieles en todas las parroquias y templos.
2018-01-17