Se dice que las personas solo mueren cuando se les olvida. De ser cierto, este no es el caso del papa Juan Pablo II, hoy San Juan Pablo II, que sigue presente en las oraciones de muchos feligreses venezolanos.
Karol Józef Wojtyła, su nombre secular, nació el 18 de mayo de 1920, en Polonia, y ocupó el puesto papal por 27 años, desde su asunción en 1978 y su fallecimiento en 2005.
En este tiempo, la máxima autoridad de la Ciudad del Vaticano visitó en dos ocasiones tierras venezolanas, recibido por multitudes de creyentes con la ilusión de ver a su santidad.
“Recuerdo haber ido a Montalbán en 1985, tenía un embarazo de alto riesgo y aún así decidí ir. En medio del acto, las contracciones aumentaron y me sacaron de emergencia. En la ambulancia me dijeron que era muy probable que perdiera al bebé. Por razones que solo puede explicar un milagro, di a luz a mi hijo Juan Pablo y lo bauticé así en honor al papa”, comentó María Ravelo, feligrés de Juan Pablo II.
Y así como esta historia hay muchas más en Venezuela relacionadas al impacto que tuvo el sumo pontífice en el país. Por ejemplo, en el mismo lugar en que se realizó la misa en Montalbán se construyó una urbanización a la que se le denominó Juan Pablo II.
“Las personas como él tienen ese impacto que no se puede describir, que va más allá de las palabras. Para mí es un honor vivir aquí en Juan Pablo II, representa una conexión muy grande con el papa al que mi mamá le depositó su fe por muchos años antes de su muerte”, detalló Carmen Giménez.
Saltos de fe
En su segunda visita al país, 1996, Juan Pablo II tenía la misión de acercar a las personas a la Iglesia católica y a la creencia de Dios. Dentro de su plan de viaje de tres días, acudió al Retén de Catia uno de los centros penitenciarios más importantes para aquel entonces.
Ahí le transmitió a los reclusos un mensaje de esperanza y de oportunidad de cambio, a pesar de la situación que los había llevado a estar en ese lugar.
David Mendoza se encontraba recluido en Catia, se definía como no creyente y un “delincuente de profesión”. Sin embargo, ese día algo cambió en él.
“Ese día cambió mi vida, pasé de sentirme el malo y dispuesto a hacer el mal porque sí, a querer superarme y mostrarle a mis hijos otro mundo. El papa lo hizo posible, no sé si fueron sus palabras o solo la impresión que transmitió de solo verlo. Años más tarde, aquí estoy. Gracias a él me salí del mundo de la delincuencia, por él estoy vivo y disfruto de ver crecer a mis hijos, Juan y Pablo”, señaló.
Por otra parte, Karol y Josef Contreras no entendían el origen de sus nombres. Siempre le preguntaron a su madre el porqué de esa elección y fue hasta una exposición de la escuela en la que comprendieron el homenaje que hizo su mamá a través de ellos.
“Mi hermano Josef y yo siempre tuvimos la inquietud de por qué nos llamábamos así, pero mi mamá nunca nos decía. Nuestra casa está llena de imágenes de Juan Pablo II y él, para nosotros, se llama Juan Pablo, así que “Karol” y Josef” no encajaban. Luego, en una exposición biográfica de la escuela acerca de él, fue que caímos en cuenta del origen. Al comentarle a nuestra mamá, nos explicó que ella no podía concebir y decidió confiar en el papa, que hizo el milagro para estar nosotros hoy aquí”, dijo Karol Contreras, de 17 años.
Creencia intacta
“Si hoy en día creo en la Iglesia católica, es por Juan Pablo II. Él te hacía confiar, con su don de gente y su naturalidad hizo que creyera en la iglesia, que creyera en Dios y que creyera en él”, espetó Jesús Briceño mientras mandaba a hacer una misa en honor al sumo pontífice en su cumpleaños 101.
Karol Józef Wojtyła falleció en abril de 2005, hace 16 años. A pesar del tiempo transcurrido y de dos periodos papales (Benedicto XVI y Francisco), los feligreses siguen con su fe intacta por él y rindiéndole homenajes religiosos.
“Es lo mínimo que puedo hacer, significa mucho para mí. Todos los 18 de mayo le hago su debido homenaje en mi casa, agradeciéndole todo lo que ha hecho por mí y mi familia. Sacó a mi esposo del alcoholismo, curó a mi hijo del COVID-19 y me salvó del cáncer. Él es pilar de mi familia, ¿Cómo no lo voy a celebrar y venerar?”, finalizó Hortensia Rosales, habitante del municipio Sucre.
Gerardo Díaz | @gdiaz_33
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