Alexon García / Ingrid Bravo Balabú
Una grave crisis provocó la migración de más de cuatro millones de venezolanos en los últimos años, cifra que parece no detenerse. Las vivencias de cada uno de ellos son distintas, así como las actuaciones de los gobiernos receptores. Sin embargo, los criollos entraron recientemente en el ojo del huracán por las denuncias de violaciones de sus derechos y abundantes casos de xenofobia.
Exigir la salida de los venezolanos "sean buenos o malos" porque "vienen a quitar trabajos”, según lo manifestó la congresista peruana Esther Saavedra, es tan solo un ápice de lo que padece la mayoría de aquellos que decidieron salir del país a buscar un mejor futuro en suelo inca. Agresiones físicas y verbales, así como restricciones laborales y de salud son parte del menú diario.
"Los migrantes tienen los mismos derechos fundamentales que posee cualquier ciudadano en cualquier país del mundo", aseguró la abogada experta en migración María Montoya. Añadió que estas retribuciones van estrechamente relacionadas con los deberes, entre los que se encuentra la estadía en la nación donde se decidió radicar.
Perú y Ecuador son actualmente los dos países en los que se registran más casos de vejaciones a venezolanos, lo que implica que la seguridad personal se vea mermada debido a algunos casos de agresiones directas o daños al patrimonio.
"La xenofobia no solo se limita a las palabras de agresión, sino que muchas veces pasa al ataque físico", advirtió. Ante tales hechos, el llamado que hace la especialista es exponer los casos y obligar a producirse políticas públicas “para culturizar a la población” con respecto a la migración en general.
Además, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) suele tener secciones de apoyo en cada país encargado de manejar esta clase de casos, lo que facilitaría mucho más el enfoque de urgencia sobre esta situación.
Hay que denunciar. "La mejor vía es la denuncia. Hay que hacer públicos los casos de xenofobia. Incluso, hay que tratar de identificar al agresor, porque callarlo por miedo a represalias no quiere decir que el agresor no lo va a repetir", recomendó Montoya.
La especialista subrayó que el migrante indocumentado es el principal receptor de estos ataques y quien menos lo denuncia por miedo a ser deportado, por esta razón, llamó a ampararse en los recursos legales, o en las redes sociales, para exponer este tipo de casos.
La abogada destacó que esta clase de situaciones no son muy frecuentes en Chile o Argentina, debido a que la mayoría de los migrantes que llegan a estos países lo hacen bajo una vía regulatoria preestablecida.
"En Argentina hay muy pocos venezolanos que no están regularizados porque las políticas migratorias han sido bastante expeditas", indicó Montoya, al mismo tiempo que aportó que en el caso de la nación presidida por Sebastián Piñera, muchos de los venezolanos viajan con una visa de turista o democrática que facilita el control.
La crisis migratoria actual ya se convirtió en un inconveniente sudamericano, es por ello que la directora general de la firma de abogados Legalys alude a la implementación de planes por parte de organismos internacionales, y así ayudar a una mejor movilización y estabilidad de los criollos que han salido.
Promover la inclusión.
La xenofobia es consecuencia del miedo a lo desconocido. Cuando los ciudadanos no tienen herramientas para entender el fenómeno migratorio, privan las emociones y con ellas, se fortalece la estigmatización. El abogado y coach migratorio Francisco Ochoa enfatizó la poca o escasa preparación de los países receptores para atender a esa gran cantidad de venezolanos que salió del país producto de la situación actual. "La región no se preparó para recibir migrantes, como sí pasa en Canadá, Alemania o Estados Unidos. La realidad es que la movilización de venezolanos sobrepasó a los Estados del Sur de América".
Sobre los casos de agresiones y ataques contra connacionales apuntó que ser trata de situaciones focalizadas, pero ahora tienen mayor impacto debido a la difusión en redes sociales.
Indicó que ante la situación social compleja, los gobiernos deben impulsar campañas de concienciación y promover la tolerancia y la aceptación hacia los inmigrantes: "Es difícil combatir la estigmatización cuando quien la promueve no tiene herramientas. Esa campaña de inclusión debe estar dirigida a nacionales y extranjeros”.
Aclaró que algunas empresas manifiestan su predilección por la mano de obra venezolana debido a su capacitación, pero que esto no debe interpretarse como un desplazamiento en los puestos de trabajo que afecte a los nativos de ese lugar. “Las empresas siempre van a optar por el personal más calificado, que garantice mayor producción. Esto no se trata de nacionalidad, sino de competencias”, dijo.
Agregó que el respeto es fundamental para la convivencia y la adaptación fuera del país de origen. Recomendó a los venezolanos cumplir con la legislación de la nación que los acoge, además de sumarse a las actividades culturales de ese lugar.
La planificación es clave.
El experto dijo que antes de emigrar, cada persona debe tomar en cuenta una serie de aspectos para salir airoso. Entre los más relevantes está llevar la documentación apostillada, tramitar la visa (si el país lo requiere) y averiguar todo lo relacionado con el destino seleccionado.
“La gente sale a buscar una nueva patria. En el caso de Venezuela, hay una migración forzada, en contra de su voluntad, una especie de supervivencia. Lo recomendable es que la gente salga con su documentación en regla y planifique muy bien para evitar que a futuro se produzca una sensación de que no fue la mejor decisión”, concluyó Ochoa.
2019-10-06
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