Daniela Zarzalejo
Llevaba chaqueta, pantalón y zapatos deportivos. Llegó a su oficina con una barba de varios días. Unas cuantas portadas de revistas, artículos de periódicos y caricaturas que protagonizó llenan una de las paredes y un retrato del cerro El Ávila colgado en otra, acompaña la entrevista.
"Me vine lo más Capriles que pude", expresó en referencia a su ropa. Laureano Márquez es un humorista que usa la historia y la política como bandera en su trabajo. Considera que el humor debe ser inteligente para que llegue el mensaje. Apoya las protestas antigubernamentales y afirma que se han mantenido porque el venezolano "llegó al llegadero".
¿Qué opina sobre la situación teatral actual?
Al teatro le está pasando lo que nos pasa a todos los venezolanos. Estamos en una situación crítica. El teatro forma parte de la normalidad de un país y en Venezuela nada está normal. Venezuela está trastocada en todas las esferas y tiene incidencia en el orden cultural y artístico.
Con una crisis teatral como la que se vive, ¿cuál es la escapatoria que tiene el venezolano hoy en día?
No creo que nosotros debamos buscar escapatoria. Estamos viviendo una situación de la cual no debemos escapar. De lo que debemos salir es del Gobierno que tenemos, pero no escaparnos de nuestra responsabilidad. Creo que este no es un momento de evasión sino de acción y que todo lo que hacemos deben conducirnos a eso. Creo que hay que resistir en los teatros, hay que mantenerlos abiertos porque si quiebran, quiebra la cultura. El teatro está para reconstruir. Para que cuando el alma esté en ruinas, la gente vaya a recomponer su espíritu y construir el país que sueña y merece.
¿Cómo mantener el teatro con un Gobierno que coarta la cultura?
Hay una resistencia cultural que yo valoro mucho. Nosotros mismos somos parte de eso. Dentro de poco, Emilio y yo queremos hacer algo porque queremos mantenernos en nuestra lucha, y esa es a través del humor. Tenemos planteado hacer una obra gratuita en las universidades para divulgar nuestro mensaje. El humor tiene una misión educativa porque llega más fácil.
¿Cuál es el estado del humor en el país?
La situación del humor está en la misma línea. Hemos dejado de hacer espectáculos públicos puesto que la gente está en otro tema. Estamos en una actividad de rebelión social, lo cual no significa que no deba existir el humor, pero se hace difícil hacerlo porque la sucesión de noticias trágicas que vive el país le quita el humor a los humoristas. Sin embargo, a uno le podrá parecer que reírse en las actuales circunstancias es algo que no está bien, pero no es verdad. Hay que buscarle sentido en estos tiempos para que sea el auxiliar del ciudadano y así encaren su tristeza.
¿Qué piensa de los humoristas que siguen haciendo chistes a pesar de la situación?
Yo les digo que sigan, que lo hagan. Esa es la misión que tiene el humorista. El humorista tiene que hacer del humor su herramienta de comunicación. Lo tiene que poner al servicio de la lucha ciudadana, de la justicia, de la bondad y del amor. El humor tiene que ser también testimonio de este tiempo.
¿Cómo darle el uso de herranienta de comunicación si hay quienes no están de acuerdo con hacer humor actualmente?
Dándole contenido. Dándole profundidad, gracia, verdad, bondad y poesía. Según los grandes consejeros del humor, esas son las características que tiene que tener un humorista.
¿Qué tan difícil ha sido para usted hacer humor?
Dificilísimo. Ha sido muy complicado. No solo eso, sino que me he vuelto patéticamente serio. Me cuesta mucho encontrarle la vuelta humorística a mis artículos. Sé que eso está mal pero uno es como es. He tratado muchas veces de darle la vuelta pero no me nace. Sigo esforzándome por encontrar el humor dentro de esta coyuntura, porque es mi manera de levantarle el ánimo a la gente. Esta situación no puede hacernos perder el don de la gracia, la cual es una de nuestras virtudes.
¿Cómo se puede ver esta situación con humor?
Como decía Aquiles Nazoa, el humor es una forma de hacer pensar sin que el que piense se dé cuenta de que está pensando, ese es mi norte. Si algo necesitamos los venezolanos en este momento particular y especial, es pensar. Este es el tiempo donde la brutalidad está pisoteando al ciudadano civil y desarmado. Cuando eso pasa, necesitamos pensar muy bien nuestras acciones para no dejarnos arrastrar y contagiar de la brutalidad.
¿Qué opina de la situación del país?
Venezuela está siendo víctima de uno de los momentos históricos más difíciles. Creo que el país vive un proceso de destrucción institucional y de todos los valores históricos que le han servido de base. Pienso que está siendo destruida en la economía y en todos los órdenes. Lo que la sociedad se plantea con su lucha en la calle es frenar este proceso de destrucción e iniciar un proceso de reconstrucción del alma, de la economía, la política e instituciones venezolanas.
¿Por qué cree que se han tornado violentas las manifestaciones?
En Venezuela hay un enfrentamiento entre la razón y la fuerza. La razón solo tiene argumentos y la fuerza solo tiene su capacidad de maltratar y golpear. Pienso que hay una desigualdad entre el acto violento con la violencia acumulada de la que los venezolanos venimos siendo víctimas. No se justifica ninguna pero hay un enfrentamiento de piedras contra cartuchos de tres bocas y pistolas, de escudos de cartón contra "Terminator". Se ha suscitado violencia porque ha sido mucho el cúmulo de agresiones. No la estoy defendiendo, pero trato de entenderla. Nosotros no tenemos nada que buscar en el terreno de la violencia. El Gobierno ha llegado a la conclusión de que los que se le oponen son bestias, y tú a las bestias las matas sin piedad. Este no es un Gobierno normal, no es solo malo, sino que es una perversión política. Para ellos, todo el que piensa distinto es enfermo, está mal de la cabeza o no es humano.
¿Cree que se ha logrado algo con las protestas?
Sí. Se ha logrado mucho con las protestas. Han organizado a la sociedad venezolana en su descontento, eso es importante. Cuando tú sales y dices que estás descontento, tiene una fuerza nacional de aglutinar los ciudadanos e internacional para que el mundo sepa qué pasa en Venezuela. Yo puedo tener algunos desacuerdos con la manera que se ha manejado la situación, pero cuando uno critica algo, hay que ponerse en el lugar de lo que estás criticando, y cuando me pregunto si yo habría hecho algo mejor, no tengo una respuesta clara.
¿Por qué considera que la gente se mantiene en la calle?
Hay un dicho que dice "llegar al llegadero". La sociedad venezolana llegó al llegadero. Es el punto en el que dices: no tengo comida, medicinas, salud, libertad, seguridad, dinero, ¿entonces, qué hago? Ese es el llegadero. Lamento que hayamos tenido que llegar ahí, teníamos que haber reaccionado antes, pero hay pueblos que son más lentos. Es duro porque hay cosas descompuestas y te estás enfrentando a un Gobierno que no le importa nada. Si tiene que acabar con 80% de la población, lo hace, hasta que entiendan que el que manda es él.
Lea la entrevista completa este domingo 25 de junio en la edición impresa de su Diario 2001.
2017-06-24