¡A casa llena!, el aula magna de la UCAB se llenó de esperanza y ganas por luchar por la Educación.
El 14 de diciembre EY Venezuela abrió las puertas de su evento Líderes por la Educación y la Sociedad.
Semana para los docentes
Dado que estamos en la semana del educador, luego de ver las protestas del gremio docente por condiciones socioeconómicas dignas, retomo una de las preguntas formuladas durante el conversatorio.
¿Cuál sería el factor crítico que atendería de forma inmediata y que considera es el punto de inflexión para el inicio de un camino hacia la mejora educativa?
Hay que mover a la colectividad en torno a la cuestión educativa, los padres y representantes no pueden ver la escuela como el hogar de cuidado diario donde los maestros son profesionales de segunda o tercera que pueden ser sustituidos o reemplazados por cualquier otro agente sin experiencia o formación.
Un terrorífico lastre
Necesitamos convencer a la colectividad de que las fallas del sistema educativo se convierten en anclas muy pesadas para el desarrollo académico, técnico y profesional de sus hijos.
No hay forma de que la colectividad se incorpore a la Escuela sino entiende que la misma es importante, parece obvio, pero cada día me convenzo más que los papás entienden que el tiempo de escuela no es tiempo de formación, que el tiempo en la escuela no redunda en exigencias reales y contundentes para que los jóvenes se formen y desarrollen responsabilidad, hábitos de estudio y competencias básicas profesionales.
Necesitamos recuperar el papel de la escuela como única vía de ascenso social, la única honesta, la única que permite a los más pobres liberarse de la pobreza y mejorar sus condiciones socioeconómicas propias y de sus seres queridos.
Hacerlo en un país con colapso económico significa explicarle al venezolano de a pie que no hay fórmulas mágicas ni inmediatistas, que necesita recomenzar por los fundamentos para acumular la formación académica necesaria para rescatar y reconstruir Venezuela.
Docentes merecen dignidad
Definitivamente, el docente necesita ser cuidado y protegido por la sociedad que educa; ese sentido de resguardo e importancia no puede decretarse, debe ser recuperado, debe ser reinventado, debemos enamorarnos de los profesionales que atienden a nuestra niñez y juventud.
Como sociedad no podemos ser indiferentes al clamor de un gremio que subsidia al país, que entrega su vida por los chamos, que no encuentra formas de adquirir los mínimos necesarios en materia de alimentación y salud.
¡Ciertamente, todos sufrimos el mismo país!, pero ciertamente todo el país, espera y confía en que en la Escuela conseguirá el compromiso y la dedicación adecuadas para atender a sus hijos.
No permitamos que la Escuela se quede vacía.
¡Defendamos a nuestros maestros!
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