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Siguen los maestros de Venezuela en pie de lucha

Jueves, 19 de enero de 2023 a las 06:13 pm

El maestro, recurso indispensable en todo país, es forjador de buenas voluntades, quien erradica la ignorancia y lleva luz a los rincones.

Pero es también, aquí, el profesional más desatendido, el más ignorado para brindarle una vida digna y que pueda ejercer su función con decoro.

Es lamentable expresar esto. Los primeros profesionales que deben tener realce en un país son los educadores, pues sin esos hombres y mujeres las naciones no tuviesen bases sólidas.

El educador es necesario hoy, mañana y siempre. Ninguna sociedad avanza sin maestros, son ellos los que marcan el norte, cual alfareros modelan la vasija social de lo que somos como pueblo.

Es fácil (y muy odioso) decir que los maestros sabían que no iban a ser millonarios, para intentar justificar su sueldo de hambre. O aun peor decir cosas como: “los maestros son flojos”, “ser maestro es la profesión más fácil”, “tienen muchas vacaciones en el año”, “por cualquier cosa están parados”.

Pero los educadores son los que aun tienen de pie la educación en este país. El docente es quien con su mísero sueldo que no le alcanza para los artículos de primera necesidad de su hogar, porque es padre o madre, y tiene que compra marcadores, papel para las carteleras y desinfectantes. Y contribuye con los aliños para que los estudiantes puedan tener una comida medianamente presentable en el programa PAE.

Luego ante la emergencia de un compañero contribuye, porque la seguridad social no hay. Por eso repito: la educación en este país está aun de pie por los educadores.

Simplemente, en Venezuela los educadores pagamos para dar clases.

La ministra de educación exhortó a los docentes a vender verduras y buscar otra fuente de ingresos.

Ignoramos si su intención fue humillar a los docentes o evadir el problema o –quizá- fue una visión neoliberal que “se coló”.

Pero ciertamente que es una muestra de un plan -no tenemos elementos para pensar otra cosa- para destruir aun más nuestro sistema educativo, martillar más la idea de que no vale la pena estudiar para ser educador.

Sus palabras intentan arrasar con los espíritus indoblegables que sueñan con un país mejor formado y educado.

No hay otro interés que llevarnos más abajo, asegurarse por retrocedernos, por destruir todo valor positivo. Soplan y soplan para apagarnos cualquier llama de esperanza.

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Antes que la ministra, en otro arranque antieducativo se le ocurra poner también a los alumnos a vender verduras para pagar los insumos elementales que el gobierno no proporciona, veo que llegó la hora de sumar todas las luchas de los educadores:

a) los docentes necesitan y se merecen un sueldo justo que cubra sus necesidades, que se actualice con el precio de la canasta básica, así como el Estado cobra servicios e impuestos en petros (en dólares pero les da pena decirlo), sus trabajadores también tienen que cobrar en petros. Ni un ejército invasor haría algo tan injusto (¿o es que sí lo es?);

b) es indispensable la mínima seguridad social, ¡el IPASME atendía!;

c) establecer metodologías educativas serias y probadas. Ha habido tantos ensayos incoherentes, que se corrigen con otro de la misma calidad. Hemos transitado no por el ensayo y error, sino por el error y el error. En eso los educadores nos hemos hecho cómplices con nuestro benevolente silencio, ya no debe haber más oportunidades para el fracaso;

d) por supuesto necesitamos una infraestructura adecuada, Venezuela necesita una infraestructura bien mantenida. Edificaciones, pero también sistemas y equipos; y

e) hacer valer la ley para la selección de los directivos y el ejercicio de la profesión docente, que tengan el nivel académico y la experiencia mínima porque un carné de partido no da la sabiduría y conocimiento, al contrario pareciera retirarlos.

Los docentes hemos pecado por omisión, hay que reconocerlo, desde ahora tenemos que exigir directivos capaces, que desempeñen su función con capacidad, porque para solo llevar y traer papeles están los mensajeros.

Además de que los nuevos docentes solo reciben contratos temporales, una y otra vez, más allá de lo permitido por la ley, en una indecente forma de hacer más precarios los puestos de trabajo para así chantajear a los docentes, son métodos que recuerdan a la Edad Media. Sí, realmente, en la educación todo apunta a un pasado ignominioso.

Estamos a tiempo de enderezar los entuertos. Creo que todo venezolano verdadero querrá una buena educación para un mejor país. No creo mucho en conversaciones y acuerdos. Pero creo que tenemos una oportunidad magnífica para comenzar a reconstruir lo que pueda estar fallido. Es labor de todos. De todos.

Yo, sí soy maestro.

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