Nicolás Maduro, un ex conductor de autobús y sindicalista que se declara "apóstol" de Hugo Chávez, garantiza la continuidad de su obra.
Designado por Chávez como su "heredero político", Maduro, de 50 años, centró su campaña en la imagen del fallecido presidente, insistiendo en que es su "hijo" y que su victoria permitirá mantener los beneficios sociales del chavismo.
"Nunca esperé esto. Jamás. Pero fue absolutamente conmovedor y sorprendente que un jefe al que amamos y al que siempre hemos apoyado con lealtad, en un momento dado te diga: ‘Mira, voy a una operación y hay tres escenarios: uno es que no pase la operación, el segundo es que quede muy delicado y en esos dos casos te toca a ti, tú debes asumir el mando'", afirmó el presidente electo en una reciente entrevista exclusiva con la AFP.
Ha reiterado una y otra vez su intención de serle fiel a Chávez y seguir su programa de gobierno.
Al líder de la Unidad, Henrique Capriles Radonski, lo llamó "burguesito", "caprichito", y lo ha acusado de tramar un plan en su contra.
En la campaña insinuó un estilo propio, impregnado de altas dosis de misticismo, cuando silbaba imitando a un "pajarito" en el que según él se había encarnado Chávez, y de histrionismo.
Consciente del valor de la familia en Venezuela, aparecía siempre en la tarima con su esposa, Cilia Flores, con su hijo y sus nietos, entre ellos la pequeña Victoria, nacida pocos días después de la "victoria" de Chávez el 7 de octubre pasado.
Se compromete a desplegar un gobierno itinerante por todo el país, "manejando yo mismo el autobús", con los ministros a bordo.
"De verdad, estamos listos para asumir la presidencia el 15 de abril con el pueblo y con la hoja de ruta que él (Chávez) nos dejó. A mí él (Chávez) me fue preparando sin que yo lo supiera en todos los temas: petrolero, financiero, internacional", declaró Maduro a la AFP.
Los analistas destacan de su etapa como canciller (2006-2012) su tono conciliador y su gran capacidad de influir y negociar entre las distintas facciones de la coalición oficialista.
"Quiero terminar la obra de Chávez de unir a todo el país. Quiero ser el presidente de la unión y la paz de todos los venezolanos, y que ustedes me acompañen en esto", dijo Maduro en un mitin esta semana, mostrándose conciliador.
Como canciller, empero, Maduro adoptó también al pie de la letra el discurso "antiimperialista" de Chávez, hostil a Estados Unidos.
Participó activamente en los últimos procesos de integración regional impulsados por Chávez, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), y la integración de Venezuela al Mercosur, así como las negociaciones con los nuevos socios político-económicos de Venezuela, como China y Rusia.
Antes de ser canciller había sido presidente de la Asamblea Nacional (2005-2006), aunque su actividad parlamentaria arrancó como diputado en 1999, elegido por el Movimiento Quinta República (MVR) fundado por Chávez./ AFP