Redacción 2001.com.ve | Odell López Escote | [email protected]
Los comercios abrieron, la gente caminaba paciente, callada. El cielo estuvo gris. En Tumeremo viven el luto por dentro. A simple vista sus calles reflejaron lo que ocurre a diario, pero la gente siente el pesar de la muerte de sus mineros. Apenas anteayer fue el entierro.
"Yo no fui porque eso me pone mal. Pero como habitante de toda la vida aquí uno está cansado de ver asesinados en la mina", dice Olga, quien rehusa a dar su apellido, es comerciante y tumerense de siempre.
Como ella, otros tantos esperan que la visibilidad que tuvo este caso, permita que las autoridades policiales y el gobierno regional tomen el control de las minas, para evitar más muertes a manos de bandas armadas y específicamente a manos de quien se siente todopoderoso: El Topo.
Sin embargo, los habitantes de esa zona que está más cerca del Esequibo que de Puerto Ordaz se sienten despreciados por el gobernador Francisco Rangel Gómez, quien no ha ido a reunirse con las víctimas y de entrada, cuando ocurrió la denuncia, dijo que se trataba de un señalamiento político para despretigiarlo.
Pese a las reiteradas ocasiones en las que han ocurrido masacres en las minas, los habitantes tienen fe en que las protestas y la aparición en los medios de los 17 desaparecidos permita que la situación no se repita.
2016-03-18