Una investigación reciente de The Associated Press reveló la existencia de un vasto programa de vigilancia ejecutado por autoridades federales que rastrea a millones de conductores en las carreteras de Estados Unidos, extendiendo su alcance mucho más allá de las zonas fronterizas tradicionales.
Utilizando una sofisticada red de cámaras ocultas y algoritmos de inteligencia artificial, el sistema escanea matrículas para detectar patrones de viaje que el gobierno considera sospechosos según publicó Telemundo.
Esta infraestructura tecnológica permite monitorear movimientos en áreas metropolitanas profundas como Chicago, Detroit o Phoenix, transformando la misión de seguridad fronteriza en una operación de inteligencia nacional que recopila datos masivos sobre la vida cotidiana de los ciudadanos.
Estrategia
La estrategia operativa se apoya en una estrecha colaboración con las policías locales mediante tácticas conocidas como "paradas de susurro", donde los agentes detienen a vehículos marcados por el sistema bajo pretextos menores de tráfico, como una luz rota o exceso de velocidad.
Sin saber que están en el radar federal, los conductores son sometidos a interrogatorios y registros exhaustivos, una práctica financiada en gran medida por subvenciones federales como la "Operation Stonegarden".
Según la agencia AP, esta agencia despacha cientos de millones de dólares en departamentos locales para adquirir tecnología de vigilancia.
Expertos legales advierten que esta integración de datos entre agencias y empresas privadas crea una red de monitoreo difícil de fiscalizar, donde la línea entre la seguridad pública y la invasión a la privacidad se desdibuja.
Fondos
En el contexto de las políticas de inmigración del gobierno de Donald Trump, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) se prepara para recibir más de $2 700 millones destinados a la expansión de estos sistemas de vigilancia con inteligencia artificial.
Aunque la agencia defiende estas herramientas como esenciales para combatir el crimen transnacional, la investigación documenta casos de ciudadanos inocentes detenidos y acusados erróneamente basándose solo en sus rutas de conducción.
Esto plantea un desafío importante para las libertades civiles y la Cuarta Enmienda. Mientras los tribunales debaten la constitucionalidad de esta vigilancia masiva sin orden judicial, la tecnología predictiva se consolida como una herramienta estándar en las autopistas estadounidenses.
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