Libany Daniels
El ayuno sexual es una práctica deliberada de abstinencia de toda actividad sexual, en pareja o en solitario. Tradicionalmente, la abstinencia sexual tiene motivos espirituales o religiosos. En la actualidad es una práctica terapéutica indicada por los sexólogos para reconectar en pareja o salir de conductas sexuales repetitivas.
Cuando el objetivo es que la pareja encienda la pasión, lo ideal es realizarla durante un mes. Sin embargo, por tratarse de una herramienta terapéutica, el tiempo ideal va a depender de cada caso.
En entrevista para el Diario 2001, la sexóloga y psicoterapeuta Ysabel Velásquez (@ysabelvel) explicó que para muchas parejas el sexo se vuelve algo mecánico, una actividad rutinaria para descargar tensión y desconectarse del estrés en lugar de un espacio para conectarse entre los dos.
“En algunos casos, el sexo se vuelve ansioso, algo que hay que hacer por obligación, esto también puede generar una presión importante que va a afectar la relajación necesaria para la excitación y el desempeño sexual”, comentó.
Asimismo, la especialista asegura que hacer un ayuno sexual “es darse una pausa deliberada del sexo, está indicado en estos tres escenarios: salir de las conductas repetitivas, dejar de ver el sexo como un paliativo para descargar la tensión y erotizar los pensamientos con otro tipo de situaciones estimulantes distintas”.
Beneficios que aporta el ayuno sexual
Permite a la pareja ir más allá del sexo, expresar el afecto de formas físicas como besos, abrazos y caricias sin la idea de que éstas conducen a la actividad sexual.
Mejora la comunicación y la creatividad y nos hace salir del guión habitual. También enciende el erotismo y la imaginación porque la espera permite a ambos sintonizar con el deseo sexual.
¿Cómo se relaciona el ayuno sexual con el orgasmo?
En el hombre, una abstinencia prolongada ayuda a acumular más semen, lo cual es beneficioso cuando se está buscando un embarazo. Sin embargo, en cuanto al orgasmo masculino, de acuerdo a los practicantes del sexo tántrico, esto puede conducir al multiorgasmo, pero la verdad es que no se logra sólo con la pausa, sino con entrenamiento, detalla la sexóloga.
Para la mujer, no hay cambios fisiológicos significativos con su orgasmo, salvo que se sienta más relajada, menos presionada por su pareja durante la actividad sexual, apuntó la sexóloga.
“Esto puede ayudarle a conectarse más con todo el proceso de su respuesta sexual, sin ver el orgasmo como meta; sino como consecuencia y así sentirse más libre para experimentarlo, esto trae como resultado que el orgasmo sea más gratificante”, añadió.
Actividades en pareja
Para Velásquez, todo debe iniciar con los pensamientos. “Aquí es importante no negar las ideas que activan nuestro deseo de tener sexo; sino transformarlas en expresiones afectivas no sexuales. Realizar actividades de pareja promueve a descubrir más del otro en planos como el intelectual, el espiritual y el emocional”.
Cabe destacar que el ayuno sexual de ninguna manera debe producir estrés, por el contrario, se debe ver como una oportunidad para vincularse de forma diferente. Si se torna insoportable, hay que pararlo.
Una variante del ayuno es excluir el coito y permitir explorar otras prácticas como estimulación oral y masturbación mutua. Esto resulta muy útil en los casos donde el hombre ha experimentado episodios de eyaculación precoz y/o disfunción eréctil de origen ansioso.
Práctica innovadora
Además de innovadora, es una práctica sana porque le quita la presión al sexo .“Muchas parejas que conviven tienen sexo incluso sin desearlo, porque piensan que es algo que debe hacerse; y se vuelve rutinario, desprovisto de erotismo. Se trata de encuentros donde ambos terminan pensando en otra cosa y no están presentes en el momento íntimo, de esta manera, el ayuno sexual es resetearse para conectar con nuestro deseo individual y con nuestro placer compartido”. destaca la psicoterapeuta.
Finalmente, Velásquez indicó que aunque el ayuno sexual tenga beneficios, no funciona para todas las personas.
Por lo tanto recomienda probarlo sin altas expectativas, con tiempos cortos como de una semana o 15 días; para luego evaluar según la experiencia obtenida, si es algo que les permitió conectar más y mejorar la relación de pareja.
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