Daniel Goncalves | [email protected]
Control en los precios de boletos, métodos de cobranza alternos al efectivo, despliegue de funcionarios de Sundde son algunas de las medidas tomadas por el ejecutivo a lo largo de estas últimas semanas. Sin embargo, pese a lo esperado por los organismos, las acciones parecen no haber sido suficientes para los terminales terrestres, quienes a simple vista registran un descenso notable en la demanda de sus servicios.
Los terminales privados no son la excepción, en el Expresos Camargüi y el Crucero Oriente Sur, pequeñas colas de pasajeros se observaban dentro del área. Sin presentar algún problema o queja con respecto al servicio, los viajeros esperaban pacientes a ser atendidos, teniendo a su disposición diversos métodos de pagos, entre ellos el uso de transferencia y pago a través de puntos bancarios.
Cambio radical en pocos días. La entrada del terminal de La Bandera contaba con baja concurrencia policial, los funcionarios daban órdenes de ingreso y salida a los carros. Desde las afueras se divisaba la poca afluencia de personas que tenía el lugar.
La presencia de clientes dentro de las instalaciones era baja, a diferencia de los días anteriores al asueto, hubo una disminución notable en la demanda de boletos. Todas las taquillas de las agencias se encontraban abiertas, pero muchas disponían de un cartel en la ventana indicando que los pasajes estaban agotados.
Ventaja competitiva de precios. Las agencias de viajes privadas del terminal de Oriente José Antonio Sucre contaban con menor cantidad de clientes en comparación del Sistema Integral de Transporte Superficial S.A (Sitssa), los precios de boletos oscilaban, como en los otros terminales, entre 150 a 700 mil bolívares, dependiendo del lugar del destino.
En el ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para el Transporte, los precios de pasajes a eran muy inferiores en comparación a otras compañias, teniendo costos de entre 30 a 60 mil bolívares. Filas de viajeros se observaban dentro de la sala de transbordo, algunos de ellos esperaban sentados la llegada de los transportes públicos con destino a Higuerote y Guarenas.
Funcionarios desplegados. Carencia de seguridad se denotaba en los establecimientos, poca era la presencia de funcionarios de la PNB Y GNB que deambulaban por esas horas en los terminales, en comparación a días anteriores, cuando el flujo de clientela era mayor.
La Gran Caracas sin mucha diferencia. En Caracas el tránsito vehicular era recurrente. Mercados, tiendas y buhoneros abrieron como es regular, un flujo concurrido de peatones transitaba por las calles de la Capital, algunos, inclusive, hacían colas por la compra de productos. El panorama dentro de la ciudad dejaba entrever que gran parte de los capitalinos no pudieron viajar hacia el interior para la celebración de Semana Santa.