Paola Ñáñez Orozco [email protected]
Aunque todavía hay buhoneros en el bulevar César Rengifo de El Cementerio, los peatones pueden transitar libremente por la acera que fue rehabilitada. Sólo se escucha el sonido de las cornetas de los carros y transporte público y el “¡A la orden!” de los vendedores de comida, maquillaje, ropa, helados y la popular tisana, que son algunos de los productos que se venden a lo largo y ancho del espacio público que fue recuperado para el disfrute de la población.
Sin embargo, debido a trabajos de ampliación de la caminería que se llevaron a cabo ya no existe el parque “de bolsillo”, que fue puesto para los más pequeños de la casa y que estaba ubicado cerca de la entrada de El Cementerio y donde aquellos padres que no tenían los recursos para visitar un parque privado, llevaban a sus hijos a pasar una tarde distinta.
Durante el recorrido del equipo del Diario 2001, la presencia policial “brilló por su ausencia”, situación que los transeúntes denunciaron en reiteradas ocasiones, pues aseguraron que están a merced de los delincuentes que cometen sus fechorías a cualquier hora del día por la falta de seguridad en el lugar que los deja a sus anchas.
Además, en todas las esquinas del bulevar hay mucha basura, donde los indigentes escarban para conseguir alimentos. Residentes indicaron que el camión no recoge los desechos con regularidad y a veces el olor es insoportable.
Por otra parte, hay vendedores de frutas y verduras quienes con la ayuda de un altoparlante ofrecen sus productos a posibles compradores que al ver los precios ponen mala cara y cruzan la calle, sin hacer caso a la insistencia los comerciantes.
Las líneas de mototaxis también abundan, una carrera mínima puede costar hasta 800 bolívares. “El trabajo ha estado flojo, la situación está difícil”, manifestó uno de los expertos del volante que no quiso identificarse.
En pleno recorrido, trabajadores de este diario debieron abandonar el espacio porque un grupo de jóvenes que recogían comida de la basura, al ver las cámaras, comenzaron a amenazarlos.
La realidad de esta popular zona es parecida a la del resto del oeste de la ciudad, la anarquía siempre está presente, los buhoneros siguen apostados en las aceras, aunque quizás en El Cementerio estén más “organizados” porque sí permiten que los peatones circulen con normalidad y sin obstruir el paso vehicular.
2016-10-25