La devoción hacia el beato José Gregorio Hernández, sigue viva y se manifiesta a través de conmovedores testimonios de sanación que los creyentes atribuyen a su intercesión. Estas historias de fe inquebrantable ofrecen esperanza y reafirman el poder espiritual de "El venerable".
Dos relatos recientes, protagonizados por los periodistas Félix Gómez y María de los Ángeles Santos, ilustran cómo la fe en el "Médico de los pobres" fue clave en situaciones médicas críticas.
“Mi papá se salvó del COVID-19”
El periodista Félix Gómez compartió su experiencia familiar durante la pandemia de COVID-19, un momento de profunda angustia que lo llevó a clamar al hijo ilustre de Isnotú.
"A mediados de abril de 2021, mis padres se contagiaron de COVID-19. Mi papá es diabético, no se la habían diagnosticado antes, y se complicó", relata Gómez. La situación escaló hasta que su padre estuvo hospitalizado con los pulmones comprometidos, "al borde la muerte".
La desesperación se convirtió en súplica. "Esa noche le recé al doctor José Gregorio Hernández con mucha fe y él me hizo el milagro, mi papá se recuperó satisfactoriamente", afirma Gómez conmovido. Como muestra de agradecimiento, Gómez tuvo el honor de representar al venerable en un proyecto audiovisual, un acto que realizó "con mucho amor" como pago por la sanación de su padre.
Libre de lupus: ¡Fue un milagro!
Por su parte, María de los Ángeles Santos narra su dramático diagnóstico y posterior remisión de lupus, una enfermedad autoinmune crónica. En 2023, la periodista fue diagnosticada con la enfermedad y hospitalizada con el corazón y los pulmones comprometidos por retención de líquido.
"Un día antes de la intervención, mi hermana me dijo que todo iba a estar bien y que le pidiera al doctor José Gregorio Hernández", recuerda Santos. En medio de su condición, vivió un encuentro que considera providencial: "Entre el medicamento y el cansancio vi a un hombre con bata blanca, luego me di cuenta que era un enfermero, quien me dijo que Dios no hacía nada a medias y que el doctor José Gregorio me iba a curar".
El evento coincidió con el sueño de su madre, a quien el doctor José Gregorio Hernández le anunció que a María le sacarían "líquido transparente" en la operación, un hecho que se interpretaría como un signo de que no padecía tuberculosis, tal como ocurrió.
Aunque fue dada de alta, la lucha de la joven continuó con recaídas que incluyeron problemas cardíacos y convulsiones, por lo cual pasó la Navidad en la clínica. Sin embargo, en abril del año siguiente, la fe tuvo su recompensa: "Volví a consulta y la doctora me dijo que estaba en remisión, ya no tenía lupus. ¡Fue un milagro!", recordó.
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