AFP
Tumbas que son a la vez huertos, tapas de féretro con mesas de juego y bloques de construcción "funerarios" para niños son algunas de las últimas tendencias para lidiar con la muerte.
Más de 3.500 personas visitaron una reciente exposición en la céntrica iglesia Westerkerk de Ámsterdam, entre ellos muchos curiosos, personas que deseaban rendir un homenaje fuera de lo común a un allegado y hasta aficionados a lo macabro.
La oferta abarcaba novedades como una urna impresa en 3-D que reproduce los rasgos del difunto o un bastón hueco para rellenar con las cenizas y dispersarlas con solo apretar un botón. ¿El pequeño extra? Registra las coordenadas GPS del lugar exacto donde reposa el ser querido.
Pero lo que más atrajo a los visitantes fueron los pequeños ladrillos de plástico que permiten a los más pequeños construir su propio ataúd, su crematorio con llamas falsas o una tumba tradicional.
Lejos de ser un juego macabro, pueden cumplir un papel esencial, señala Richard Hattink, terapeuta infantil especializado en el duelo.
"A menudo los niños no entienden el proceso funerario, ni lo que ocurre durante un entierro. Utilizar estos bloques ayuda a incluirlos en el proceso de duelo". Por eso confeccionó meticulosamente unas figuritas usadas en algunos crematorios o pompas fúnebres.