En si, la investigacion revela que la sirtuina SIRT1 en ratones promueve la actividad neuronal en zonas muy específicas del hipotálamo del cerebro que desencadenan cambios físicos radicales en el músculo esquelético y aumentan el vigor, la energía y la longevidad.
Lo cual trae como consecuencia, es que, si se le somete a una alteracion genética que le hace producir en exceso la proteína SIRT1, un ratón de 12 meses de edad (el equivalente a 70 años en humanos) se muestra tan activo como correspondería a un roedor de tan solo 5 meses. Los ratones con dosis extra de SIRT1 también mostraron un aumento de la temperatura corporal, del consumo de oxígeno y de la actividad física nocturna en comparación con individuos de su misma edad.
Asimismo, se observó un retraso en la muerte por cáncer en los ratones con exceso de SIRT1 frente a los roedores control. Imai ha explicado que el perfil de la conservación y la salud en estos animales parece ser el resultado de un retraso en el momento en que comienza el declive relacionado con la edad, y no un cambio en el ritmo de envejecimiento.
Si se confirma que el efecto es el mismo en humanos, esta terapia génica podría añadir 13 o 14 años de vida en mujeres y 7 años en hombres.