El Barcelona, que no ha sido eliminado en su estadio en los octavos de final de la Liga de Campeones desde 2007, buscará el martes (19h45 GMT) seguir con vida en la competición ante un efervescente Milan, que tiene una renta de dos goles (2-0) del partido de ida.
Marcar dos goles y no encajar ninguno. Esta es la primera condición que tiene el Barcelona para el crucial duelo ante el Milan y, según lo demostrado en las últimas semanas, no será fácil debido a su fragilidad defensiva y a los problemas para encontrar goleadores alternativos que ayuden al argentino Lionel Messi.
El Milan, por su parte, confía en que su entramado defensivo funcione de la misma manera que en el partido de ida y tiene muy presente el desarrollo de los octavos de final de la temporada pasada, en los que ganó al Arsenal por 4-0 en la ida y estuvo cerca de la tragedia en la vuelta (3-0 para los londinenses).
En San Siro, el 20 de febrero, el Milan puso de manifiesto los problemas que el equipo azulgrana ha ido acumulando en los últimos meses y que habían sido tapados por sus excelentes prestaciones en la Liga (líder con 13 puntos de ventaja sobre el segundo, el Atlético de Madrid).
Las dos derrotas ante el Real Madrid en una semana (3-1 en Copa del Rey y eliminación, 2-1 en la Liga) convirtieron lo que parecía un accidente en la mayor crisis del equipo azulgrana en los últimos años.
Messi, muy apagado en estos tres duelos decisivos, ha insistido en la filosofía de juego del equipo, eminentemente ofensiva, como receta para lograr la remontada.
El central Gerard Piqué, como forma de levantar los ánimos, insistió hace unos días en la calidad del grupo. "El equipo que salga será mejor que el Barça que ganó la Liga de Campeones en Roma (2009) y Wembley (2011)", señaló el internacional con España.
Las opciones del equipo catalán pasarán por su capacidad para resolver dos problemas elementales. Encontrar opciones ofensivas que ayuden a que el Milan no tenga que fijar su foco defensivo sólo en Messi (40 goles en 27 jornadas del campeonato) y lograr que la retaguardia deje de ser una línea vulnerable para cualquier rival.
Pedro, que descansó el sábado en el partido contra el Deportivo (victoria azulgrana por 2-0) parece seguro en la línea de ataque y la otra plaza será para David Villa, reclamado por la prensa y aficionados por su contrastado olfato goleador, y el chileno Alexis Sánchez, que marcó un tanto el sábado pero que le está costando encontrar portería esta temporada.
El cerebro del equipo, Xavi Hernández, en recuperación la última semana por problemas musculares, ya se ha entrenado con el grupo y su concurso parece seguro.
Una tendencia contraria a la del Barcelona es la que ha experimentado el Milan esta temporada. Después de un inicio nefasto, el equipo de Massimiliano Allegri ha protagonizado una gran remontada en la segunda vuelta que le ha llevado a colocarse en la tercera posición a sólo dos puntos de la segunda, que ocupa el Nápoles.
El mayor problema para el técnico milanista será encontrar un tercer atacante además de los habituales Stephan El Shaarawy y el ghanés Kevin-Prince Boateng.
Los autores de los goles de la última victoria en el campeonato no estarán disponibles (el viernes ante el Génova, 2-0). Giampaolo Pazzini es baja por un golpe y Mario Balotelli no puede jugar al haberlo hecho en esta competición con el Manchester City.
De esta forma, el joven francés Mbaye Niang, de sólo 18 años, y el brasileño Robinho se juegan un puesto en el ataque Rossoneri.
En la defensa el francés Philippe Mexes, que jugó un gran partido en la ida, es duda por problemas físicos. Si finalmente no estuviera disponible la zaga estaría formada por dos colombianos, Cristian Zapata y Mario Yepes. /AFP