Con apenas 22 años, Carlos Alcaraz se ha consolidado como una de las figuras más dominantes del tenis mundial. Recientemente se ha unido a un selecto club, con cinco títulos de Grand Slam, una cifra que impresiona aún más si se considera que lo ha logrado a la misma edad que Rafa Nadal.
Pero su éxito va mucho más allá de los trofeos. Según la revista Forbes, el tenista murciano ha amasado un patrimonio de casi 45 millones de euros en premios. A esto se le suma la vasta lista de patrocinios con marcas de prestigio global como Rolex, Louis Vuitton, Nike y BMW, que lo han convertido en uno de los deportistas con mayor proyección mediática.
Alcaraz también ha sabrado mirar al futuro. El joven ha dado sus primeros pasos en el mundo empresarial al crear Garfia Properties SL, dedicada a inversiones inmobiliarias, y Garfia Valores, a través de la cual gestiona su participación como socio único. Estos negocios, gestionados con el apoyo de su familia, demuestran su visión a largo plazo más allá de la raqueta.
A pesar de su estatus de estrella y su inmensa fortuna, el español mantiene los pies sobre la tierra. El tenista, cuya imagen de joven humilde y talentoso es clave para sus patrocinadores, continúa residiendo en una sencilla cabaña de madera dentro de la academia de su entrenador, Juan Carlos Ferrero, en Villena.
El ascenso meteórico de Alcaraz en el deporte profesional y en el mundo de los negocios es un caso de estudio. Su habilidad para convertir el éxito en la pista en un imperio financiero fuera de ella lo ha posicionado como un verdadero fenómeno global, cuyo patrimonio seguirá creciendo a la par de sus logros.
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