El sueño mundialista de la Vinotinto Sub-17 está más vivo que nunca. Tras sorprender al planeta al clasificar como líder del Grupo E con siete puntos, la selección venezolana de juveniles se prepara para un duelo de contrastes en los octavos de final: enfrentará a la disciplinada República Popular Democrática de Corea (RPD de Corea), un equipo que, aunque se coló como uno de los mejores terceros, nunca debe subestimarse.
Este cruce se perfila como una verdadera prueba de fuego para los muchachos de Oswaldo Vizcarrondo, una batalla de estilos que exigirá paciencia y, sobre todo, concentración máxima.
Carácter, contundencia y el sello de Vizcarrondo
Venezuela llega a la fase de eliminación directa con la moral por las nubes, respaldada por su invicto y una memorable victoria de 3-0 ante una potencia como Inglaterra. El equipo exhibe una mentalidad de acero, una jerarquía que les inyectó la épica victoria en el debut, un activo clave para un torneo de esta magnitud.
La base del éxito es la solidez defensiva y el trabajo táctico en la presión, un claro sello de su entrenador, el exdefensa Oswaldo Vizcarrondo. Aunque no dominan la posesión, los 8 goles a favor confirman su eficacia letal en la transición rápida y el aprovechamiento de los errores rivales. Además, la capacidad de David García (máximo artillero) para aparecer en momentos cruciales les da una ventaja notoria.
No obstante, la fase de grupos también dejó tareas pendientes. Contra Haití, el equipo permitió una reacción tras ir 2-0 arriba, lo que subraya la necesidad de gestionar las ventajas con más disciplina y mantener la concentración durante los 90 minutos.
Corea del Norte y su fútbol vertical
La RPD de Corea se coló a octavos desde el Grupo G, donde enfrentó a rivales como Alemania y Colombia. Su pase como uno de los mejores terceros, con 4 puntos, demuestra una identidad fuerte: son un equipo sumamente organizado y atlético, con una disciplina táctica que dificulta enormemente encontrar espacios. Juegan bajo un esquema muy riguroso.
Su estilo es notablemente vertical y directo. A diferencia de la posesión elaborada, el fútbol norcoreano prioriza la velocidad en el contragolpe y busca finalizar la jugada rápidamente tras recuperar el balón.
Para Venezuela, hay debilidades claras que explotar. Si se logra anular su contragolpe, a Corea del Norte le cuesta mucho generar juego organizado. Además, el ritmo físico tan intenso que suelen aplicar podría llevar al desgaste en los minutos finales, especialmente en el clima.
Batalla de precisión y paciencia
Este cruce se plantea como una prueba de paciencia y precisión para Venezuela.
La clave del partido estará en la limpieza de la salida de balón de la Vinotinto, ya que Corea del Norte presionará con disciplina y cualquier error en zona baja podría ser fatal.
Para desarmar el férreo bloque bajo norcoreano, Venezuela deberá ser paciente, pero sin perder esa verticalidad que le dio éxito en la fase de grupos. Los pases filtrados a los costados de los centrales asiáticos podrían ser la llave para abrir el marcador.
Se anticipa un partido cerrado y físico. La Vinotinto tiene la jerarquía ofensiva y la mentalidad para imponerse, pero necesitará de su mejor versión táctica para romper la defensa asiática y evitar caer en su ritmo de contragolpe.
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