Muchos recordarán aquel Mundial de Alemania 2006 por varios motivos, pero sin lugar a dudas, lo que permanece en la memoria de todo el mundo es ver a Fabio Cannavaro alzar la Copa del Mundo al cielo de Berlín.
El ex defensor formó parte de un grupo "azzurro" sólido y talentoso en el que se encontraban Alessandro Del Piero, Andrea Pirlo, Gianluigi Buffon, Francesco Totti, Alberto Gilardino, Fabio Grosso, entre otros.
Era el reflejo de la impotencia que producía en los rivales (Zidane siempre fue un tipo tranquilo y hasta él sucumbió a la astucia italiana) y la experticia que aquel núcleo Nazionale tenía internalizado.
El fin justificaba los medios y todos iban a una.
Italia: del cielo de Alemania 2006 al infierno
Caía Italia en la maldición de los campeones del mundo, esos que en los últimos tres mundiales no han podido pasar de esa primera fase.
Luego, cuando le tocó reconstruirse y salir de figuras como Gattuso, Totti, Del Piero o Gilardino, no pudo tampoco.
Tras la salida de Marcelo Lippi y la llegada de Cesare Prandelli de la dirección técnica, la selección italiana intentó romper con los viejos paradigmas y arrimarse al juego vistoso que en aquellos años pregonaba España.
Toque, circulación rápida, verticalidad y el ímpetu que figuras como Balotelli, Di Natale, De Sciglio o un joven Marco Verratti le imprimía a ese grupo auguraban mejores tiempos.
Sin embargo, y después de una goleada escandalosa en la final de Kiev en esa Euro del 2012 (4-0), Italia volvió a perderse.
La Eurocopa de 2012 era un camino para iniciar. Si bien la derrota suele modificar planes, los proyectos no pueden desmoronarse por perder. Porque eso denota que no hay seguridad en lo que se hace.
El Mundial 2014 y la Euro 2016: más de lo mismo
Lo que ocurrió luego en el Mundial de Brasil 2014 fue una especie de "déja vu" cuando en fase de grupos cayeron eliminados en una llave con Costa Rica, Uruguay e Inglaterra, a la única a la que pudieron doblegar.
Después de la Copa del Mundo de 2014 inició el ciclo de Antonio Conte, que intentó con su 3-5-2 imponer una identidad en Francia, durante la Eurocopa de 2016.
Todo iba bien hasta que en cuartos de final, y tras vencer bien 2-0 a España en octavos, se fueron a casa en penales contra Alemania.
La ausencia de Italia del Mundial de Rusia
La Federación Italiana decidió tras la salida de Conte darle la batuta a Giampiero Ventura por su paso con el Torino, esperando que al menos lograse el pase al Mundial de Rusia 2018.
En la repesca ante Suecia llegó la debacle y la pérdida de un camino que volvió a necesitar de un sacudón para refundar todo.
Por eso nuevamente se acudió a un cambio que parecía traer cosas buenas por fin.
La llegada de Mancini y el título en la Euro 2020
El elegido para hacerse con las riendas de la Azzurra fue Roberto Mancini. Un entrenador que ya había tenido experiencia en clubes como la Fiorentina, Inter, o el Manchester City.
Mancini inmediatamente le dio la oportunidad y regularidad ajugadores como Spinazzola, Jorginho, Federico Chiesa, Gianluigi Donnarumma o Nicolo Barella que animaron el cotarro y parecía que por fin habían regresado.
En la Eurocopa del año pasado (denominada Euro 2020 porque debía jugarse ese año pero la pandemia de coronavirus lo evitó) Italia fue un equipo vistoso y sólido.
En la primera fase despacharon a Turquía, jugaron de cine ante Suiza y accedieron a los octavos de final sin contratiempos.
Austria en octavos, Bélgica en cuartos, España en semifinales y la final en Wembley ante Inglaterra fueron los rivales a los que se impuso para ganar un trofeo que les era esquivo desde 1968.
Ferruccio Valcareggi era el único en la historia que presumía de ser campeón europeo con Italia, y Mancini emergía como el hombre que prometía tiempos nuevos y prometedores, pero el éxito no se prolongó.
El regreso a las andadas
Los últimos partidos fueron un retroceso en el tiempo, a esos donde no había claridad y a dónde se quiere ir.
Por eso tienen que haber cambios en la estructura del fútbol italiano. No se trata solo de cambiar a un seleccionador, sino que en la Serie A es necesario nuevas ideas y que el talento dé paso al protagonismo y las oportunidades a los jóvenes.
Equipos como la Juventus, el Milan, el Inter o Atalanta viven de la calidad extranjera, y pocos del patio brillan.
Son contados los casos de figuras italianas, y eso se refleja en los fracasos mundialistas.
Es un todo en el que hay que trabajar y reflexionar, porque el desmoronamiento del imperio de una tetracampeona mundial como Italia vuelve a doler en el corazón de los tifosi.
El camino es aún muy largo.
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