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Un volcán con una mortífera historia seguía haciendo erupción el martes en Bali, uno de los destinos turísticos más populares del mundo, arrojando ceniza hasta a 4.000 metros (2,5 millas) de altura y dejando varados a miles de turistas por segundo día. La lava estaba saliendo por el cráter y no estaba claro qué tan mala será la erupción ni cuánto durará.
Las autoridades elevaron la alerta por el monte Agung a su máximo nivel y le dijeron a unas 100.000 personas que desalojen una zona que se extiende a 10 kilómetros (6 millas) a la redonda del cráter, mientras el volcán escupe fumarolas grises y blancas al cielo. En la anterior erupción de importancia del Agung en 1963, unas 1.100 personas perdieron la vida.
Las explosiones podían escucharse a una distancia de 12 kilómetros (7,5 millas).
Las autoridades cerraron otras 24 horas el aeropuerto por razones de seguridad, ya que la ceniza representa una amenaza mortífera para las aeronaves. El manto de ceniza del Agung ha alcanzado una altura de 9.144 metros (30.000 pies) y flota a la deriva en los cielos de la isla.
"No sé, no podemos cambiarlo", comentó sentada en un banco del aeropuerto la turista alemana Gina Camp, que quedó varada en la isla. "Es la naturaleza y tenemos que esperar hasta que haya terminado".
Camp decidió verlo por el lado bueno y dijo que tenía previsto volver a salir para disfrutar de otro día en la isla.
La Agencia Nacional de Mitigación de Desastres advirtió que es posible una erupción mayor, aunque un vulcanólogo gubernamental informó que la actividad podría continuar durante semanas al mismo nivel sin que haya una erupción explosiva. La agencia ordenó otra evacuación de gran escala, mientras que unas 40.000 personas se están quedando ahora en 250 refugios. Sin embargo, miles de personas permanecen en sus casas porque ahí se sienten seguros o porque no quieren abandonar sus granjas y animales.
Además, se han visto riadas de lodo en las laderas y las autoridades han advertido de que podría haber más, ya que es la temporada de lluvias en Bali.
El cierre del aeropuerto ha dejado a decenas de miles de viajeros en tierra, afectando a turistas que ya estaban en Bali y a personas que esperaban volar a la isla desde el extranjero o desde otras zonas de Indonesia. El martes se cancelaron más de 440 vuelos en total y unos 59.500 viajeros se vieron afectados, afirmó el portavoz del aeropuerto Ari Ahsanurrohim, cifras similares a las del lunes.
Las autoridades enviaron autobuses al aeropuerto y a las terminales de ferri para ayudar a los viajeros varados, afirmó el Directorado General indonesio de Transporte por Tierra.
"La ceniza que cubrió los árboles y el pasto resulta muy difícil para nosotros porque las vacas no pueden comer", explicó Made Kerta Kartika, de la aldea de Buana Giri. "Tengo que sacar a las vacas de este pueblo".
Indonesia se encuentra en la zona sísmica conocida como "Anillo de Fuego" y tiene más de 120 volcanes activos.
2017-11-28