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Joaquín Navarro Valls, el que durante 22 años fuera el portavoz del papa Juan Pablo II, defendió hoy en el Vaticano la respuesta que dio a los casos de abusos sexuales el pontífice polaco, que será santificado mañana domingo.
"Él tomó decisiones de naturaleza jurídica", afirmó Navarro Valls, al señalar que alertó a los órganos responsables dentro del Vaticano pese a que en un primer momento, cuando estallaron en 2002 los escándalos en Estados Unidos, hubo perplejidad.
"No lo entendió él y no lo entendió nadie cuando comenzaron a esos casos", reconoció el médico y periodista español de 77 años. "Al principio se creía que eran casos aislados en Estados Unidos pero después nos fuimos dando cuenta cómo crecían en otras partes. La pureza de su pensamiento le hacía difícil aceptar que el ser humano pudiese llegar a causar tanto daño. Y llamó a los cardenales estadounidenses a que vinieran a Roma a explicar la situación", recordó.
Valls, que vivió en primera persona todos aquellos acontecimientos, insistió en que le dio plenos poderes al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que era el cardenal Joseph Ratzinger (ahora papa emérito Benedicto XVI).
Uno de los casos que más se le ha reprochado a Juan Pablo II fue cómo encubrió al fundador de la influyente corriente conservadora de los Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel Degollado.
Maciel, que era muy próximo a Juan Pablo II, murió a los 87 años en 2008, dos años después de ser separado del ministerio público en medio de acusaciones de abuso sexual a numerosos seminaristas durante su vida. Tras su muerte se supo además que había tenido tres hijos con dos mujeres.
En su momento, la decisión del Vaticano de no someterlo a proceso canónico por su edad generó fuertes críticas a la Iglesia.
Consciente de que la mancha de los abusos sexuales ensombrece la ejemplaridad de la canonización, Valls insistió en la duración que tuvo el proceso contra Maciel, que comenzó durante el pontificado de Juan Pablo II pero del que él jamás llegó a conocer las conclusiones, pues se cerró en el primer mes del pontificado de Benedicto XVI.