El presidente de EE.UU., Barack Obama, ha tratado de "corregir" en su gira africana la impresión de que su Gobierno ha ignorado al continente, en un viaje de promesas y citas con la historia que concluyó ayer y sobre el que planearon dos sombras: las de China y George W. Bush.
Obama ha sembrado de compromisos energéticos y comerciales su visita de seis días, la más larga a África, en un intento de forjar un legado en la región ante las críticas de que su política africana palidece en comparación con la del expresidente Bill Clinton y sobre todo, con la de exmandatario Bush, quien acaparó parte del protagonismo en el viaje.
"Obama ha tratado de corregir la impresión de que su Administración ha ralentizado el compromiso con África", dijo a Efe Richard Downie, director adjunto del programa para África del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS).
"El tiempo lo juzgará, pero al menos ha habido una señal en este viaje de que habrá un intercambio más intenso en los próximos años", agregó.
Según Downie, tanto Clinton como Bush "hicieron sus mayores iniciativas relacionadas con África en sus segundos mandatos", por lo que Obama aún tiene tiempo para desplegar una relación con el continente que vaya más allá de los acuerdos puntuales y la cooperación en materia de seguridad.
Aunque sus raíces africanas le dotan de un simbolismo indudable en el continente, Obama sólo había pisado el África subsahariana en dos breves paradas en los últimos años: una visita a Kenia como senador en 2006 y otra a Ghana como mandatario en 2009.
Su gira por Senegal, Sudáfrica y Tanzania reveló un interés renovado de Washington por posicionarse como alternativa a China, que desde que Obama llegó al poder en 2009 se ha convertido en el mayor socio comercial de África.
El mandatario ha evitado hablar de "competencia" con el gigante asiático, y ha centrado su mensaje en "que África es grande, que hay espacio para todos, y que será mejor para los africanos cuanta más gente esté comprometida con el continente", recordó Downie.
"Pero al mismo tiempo, ha tratado de enfatizar por qué la relación con EE.UU. es diferente (que con China), al hablar de la calidad de los negocios estadounidenses, sus altos estándares…", apuntó.
La historia planeó también sobre el viaje a través de las figuras de dos expresidentes: el sudafricano Nelson Mandela y el estadounidense Bush.
Lejos de visitar a Mandela y causar un revuelo en el hospital de Pretoria donde convalece, Obama optó por reivindicar su legado desde la prisión sudafricana en la que el histórico líder estuvo recluido por su lucha contra el apartheid.
El carácter icónico de sus fotografías en esa prisión quedó algo empañado por las que se tomó más tarde en Tanzania junto a Bush, cuyo programa de lucha contra el sida es mucho más alabado que cualquiera de las políticas para África de su sucesor.
Consciente de ello, Obama hizo tres anuncios clave: una iniciativa para agilizar el comercio y el transporte de mercancías con los países de África Oriental, un programa para formar a 500 jóvenes líderes africanos en EE.UU. y una inversión de hasta 7.000 millones de dólares en un ambicioso programa energético.
Ese último compromiso, que busca duplicar el número de habitantes con abastecimiento eléctrico en el África subsahariana, es "el más importante" de la gira, según John Campbell, experto en África en el centro de estudios Council on Foreign Relations (CFR).
Para comenzar a desplegar el programa, Obama ha elegido a "tres líderes en la democratización" en el continente, Ghana, Tanzania y Liberia; y a los dos países más poblados de África, Etiopía y Nigeria; lo que "ilustra" las prioridades de la política de EE.UU. en el continente, escribió Campbell en la web de CFR.
En resumen, Obama sugirió en su viaje que a partir de ahora habrá "más actividades para un compromiso sostenido", y que su Gobierno dejará de ser "lento a la hora de reconocer las oportunidades de negocios en los mercados africanos", en palabras de Downie.
Un próximo paso en esa renovada estrategia hacia África podría ser un viaje a Kenia, el país donde nació el padre de Obama y que la Casa Blanca ha esquivado en esta gira, pero que podría suponer el mejor escenario para traducir en hechos el simbolismo que genera el primer presidente afroamericano de EE.UU. EFE
Miercoles, 03/07/13