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Raphael estrena su gran noche en un México rendido a sus pies

Sabado, 13 de abril de 2013 a las 07:30 pm
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Era su gran noche, el estreno de su nueva gira recordatorio de sus más de cincuenta años de carrera, y por eso desde la primera nota que entono ante las más de 9.000 personas que lo acompañaron, Raphael quiso dejarlo claro y se entregó como si los años no pasarán por sus huesos.

Y es que, pese a sus 69 años, el "Ruiseñor de Linares" no ha perdido ni un ápice de su poder conquistador, ni de su voz penetrante, ni de la energía que lo ha acompañado por los escenarios de medio mundo desde que llegara a ellos en los años 60 para quedarse.

Vestido con un traje negro con solapas de raso, chaleco y corbata negra de lunares blancos, el artista comenzó en el Auditorio Nacional de la capital mexicana su gira "Mi Gran Noche Tour", un concierto en el que repasó muchos de los grandes temas que lo encumbraron, así como a otros que pasaron más desapercibidos en su época.

Comenzó la noche con "Si ha de ser así" y como segundo tema eligió el que da título a la gira y a su nuevo disco, "Mi gran noche", un trabajo que acaba de presentar en el que aparecen 14 de sus viejos temas con un toque nuevo, con arreglos a "lo Big Band".

"¿Pueden creerme que para mí una vez más estar en México es muy importante? Me acuerdo del 67, 68, 69… Una maravilla estar de nuevo aquí con ustedes", dijo el artista saludando a un público que no paró de animarlo y piropearlo.

Un público predominantemente femenino y mayor de 50 años, esas mujeres que en los años 60 y 70 enloquecían con esos movimientos de caderas que continúa dominando y que siguen despertando pasiones.

Y es que México para Raphael significa mucho, contó, pues es uno de los países en los que desembarcó en sus comienzos, que le abrieron la puerta para ser conocido mundialmente. Sus visitas periódicas han hecho que el público sea fiel a sus gestos teatreros y a sus movimientos de divo eterno.

"Esto es como un milagro, 52 años viendo esto todos los días. No tengo palabras que decirles, para mí hay un antes y un después de México", dijo emocionado.

Acompañado por una banda de solo cinco músicos y bajo un escenario sencillo, poco artificioso, con solo una escalera, una mesa y dos sillas como decorado, aquel que recibiera el disco de uranio por sobrepasar los 50 millones de álbumes vendidos a nivel mundial interpretó temas como "No tiene importancia" o "Los amantes".

Sonaron tanto temas populares como "Provocación" o "Maravilloso corazón" como canciones que "teníamos grabadas hace tiempo y los grandes éxitos se las comen y las dejan en la oscuridad y aquí estoy yo para sacarlas a la luz", dijo Raphael antes de cantar "Poco a Poco".

También hubo temas de su anterior álbum en el que hizo un homenaje al compositor Manuel Alejandro, como "Cuatro estrellas" y otras a las que calificó de "históricas" como "Hablemos del amor", canción con la que compitió en el Festival de Eurovisión de 1966.

Un joven Raphael, con cara de niño y vestido de payaso se asomó por las pantallas para enfrentarse con el actual y su vigor intacto, pese a las arrugas y las enfermedades pasadas, para cantar "Payaso".

Sonó también su canción "más especial", esa que aseguró no puede dejar de cantar nunca y cantará hasta el final, "Desde aquel día".

Quiso dejar para el final sus temas más pedidos a gritos por el público, "Como yo te amo", tras el que se despegó un cartel de agradecimiento a este país y con el que se despidió, tras más de dos horas de concierto.

Pero los gritos y aplausos del público lo hicieron volver y entregar más, su "Yo soy aquel", tras el que continúo sus reverencias ante unos espectadores que nunca lo han abandonado.

La capital mexicana ha sido el arranque de esta gira que continúa por otras cinco ciudades de la República y que luego se trasladará a Estados Unidos y Canadá, para seguir después por España y continuar intentando despertar recuerdos de juventud. /EFE