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La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró el martes que no renunciará al cargo e insistió en que el proceso de destitución que adelanta el Congreso es un intento de "golpe de Estado" de la oposición.
"El nombre es uno sólo: es golpe", proclamó Rousseff en una ceremonia con juristas en el Palacio de Planalto. "Yo jamás renunciaré. (…) No renuncio bajo ninguna hipótesis", aseveró la gobernante, quien dijo tener la conciencia tranquila por no haber cometido irregularidades.
"No cometí ningún delito previsto en la Constitución y las leyes para justificar la interrupción de mi mandato", aseveró Rousseff.
La mandataria recordó que ya fue víctima de injusticias durante la dictadura en Brasil (1964-1985). "Lucharé para no ser víctima de nuevo en plena democracia. En este caso no caben medias palabras, lo que está en curso es un golpe contra la democracia", reiteró.
Rousseff enfrenta un proceso de impeachment por supuestamente haber manipulado las cuentas públicas, pero la comisión legislativa a cargo del caso quiere incluir también como motivos para la destitución las acusaciones de un senador que asegura que la gobernante estaba al tanto de una trama de corrupción que desfalcó a la estatal Petrobras./AFP