Carlos Carreño Zabala
Toda una red discursiva es la que teje Félix Seijas Rodríguez para referirse a los acontecimientos acaecidos en la realidad nacional en los últimos doce meses. El estadístico y director de la encuestadora Delphos cataloga 2017 como “un carrusel” de sucesos y emociones.
“Fue un año bastante activo. Alguna gente cree que fue de pérdidas, yo creo que hubo avances y rescato ganancias”, asegura.
El también profesor universitario repasa aciertos y desaciertos de las fuerzas políticas nacionales e indica que actualmente la oposición cuenta con un apoyo del 70%, mientras que el gobierno cierra el año con el respaldo del 30% restante.
“El año que viene va a ser un año terrible en términos económicos”, resalta. En cuanto al panorama político y social, no menos importantes, afirma que “el Gobierno podría radicalizarse y surgir nuevos brotes de protestas”.
-¿Qué conclusiones puede sacar de este año 2017?
-Este año fue un carrusel, fue un año bastante activo porque después de haber comenzado con el ánimo de la gente bajo, éste sube en el momento de las protestas, luego con el pronunciamiento de Luisa Ortega Díaz, los dos decretos del Tribunal Supremo de Jusiticia contra la Asamblea Nacional, entre otros eventos, y la oposición plantea todo eso como una lucha definitiva para sacar al Gobierno, como un todo o nada, como la batalla final y eso fue quizás un error estratégico porque eso caló en la gente pero en política no existen los “todo o nada”. Por otro lado, se realiza la consulta popular del 16 de julio y se instala la Consituyente. Después, se hicieron las regionales y las municipales con derrotas opositoras y todo eso hizo que la confianza en el liderazgo opositor cayese porque la gente interpreta que ha sido traicionada y consideran que éste fue un año de pérdidas.
-Afirma que para la gente se trata de un año de pérdidas, pero ¿usted se suma a ese sentir o, por el contrario, rescata algunas ganancias?
-Claro que hay cosas positivas, lo que pasa es que es difícil hablar de que en ese proceso de protestas se tuvo ganancias cuando hubo fallecidos y cuando la gente asocia que si no se ganó todo, no se ganó nada. No obstante, con las manifestaciones la mirada internacional se volcó de una manera más decidida hacia Venezuela. Esto no era así anteriormente, y quedaron en evidencia hechos, como delitos de lesa humanidad, violación de Derechos Humanos, lo que colocó cierta presión al Gobierno, y eso a su vez trajo consecuencias como las sanciones económicas.
-¿Cuáles cree fueron los aciertos y desaciertos de la oposición criolla este año?
-La oposición como bloque no ha sabido aprovechar esas ventanas como ha debido aprovecharlas básicamente porque no ha logrado engranar una hoja de ruta, un plan de acción acordado y único, que todas las partes cumplan, y que transmita confianza a las personas y a la comunidad internacional. El problema de la oposición es la incoherencia y eso afecta. Obviamente, hay avances. No estamos igual que estábamos hace un año pero todas las ventanas que se abrieron este año que fueron bastantes no se supieron aprovechar lamentablemente por esa falta de coherencia.
-Y desde el punto de vista del Gobierno, ¿cuáles cree que han sido sus aciertos y desaciertos?
-El timing del Gobierno ha sido perfecto y el oficialismo se prepara para las cosas. Por ejemplo, lanzan la Constituyente cuando las protestas ya iban mermando. Luego lanzan las regionales con una oposición desmoralizada y un liderazgo atomizado y hacen unas municipales cuando siente que tenía chance de ganar. Adicionalmente, el Gobierno afina su aparato para intervenir en las elecciones de diferentes maneras con el ventajismo y acciones como la reubicación de centros electorales. El Ejecutivo en la medida que lo ha necesitado ha ido mostrando su cara autoritaria, se ha ido radicalizando. No es que no era un Gobierno con un ADN totalitario, lo que sucede es que no necesitaba recurrir a esas prácticas porque tenía su fachada democrática y ganaba elecciones.
-Si el timing del Gobierno siguiera siendo “perfecto”, ¿qué cree que pasará con la fecha de la elección presidencial?
-Muchos pensaron que al día siguiente de las municipales, íbamos a tener fecha para las presidenciales pero yo siempre dije que eso no es así. Ellos pueden estar manejando algunas fechas, pero esa decisión tomada no está. Una elección presidencial es más complicada que una elección regional porque levanta muchas más expectativas. Votar en contra de Maduro es sacar a Maduro, votar en una regional o en una municipal no es sacar a Maduro. Creo que sí el oficialismo no se siente lo suficientemente cómodo como para ir a una elección presidencial y ganarla, esa elección no va a ser convocada, pero eso tiene un costo. Al mismo tiempo, hacerlas y perderlas genera un costo infinito para el chavismo. Por otro lado, si la oposición no se reagrupa, no da los pasos que tiene que dar, una elección presidencial puede estar en peligro.
-¿Cuál cree que es el deseo del Gobierno con respecto a las presidenciales?
-Creo que el deseo del oficialismo es hacer la elección y hacerla lo más rápido posible ya sea en enero, en febrero o en marzo -máximo- porque el tiempo conspira en contra. El año que viene va a ser exageradamente difícil en lo económico y en la medida en que la economía se agudiza eso va en opsosición con los intereses del Gobierno en una elección, más aún si Nicolás Maduro es candidato. El peor candidato que pudo elegir el Psuv es Maduro.
-¿Por qué sostiene que Maduro es el peor candidato del chavismo?
-Principalmente porque él es el Presidente y es el que la gente asocia con el caos que se vive en este momento, incluso las personas que tienen confianza en la revolución piensan que la revolución puede funcionar pero con otra persona. Piensan que Nicolás Maduro fue, incluso, un error de Chávez.
-¿Qué debe hacer la oposición ante unos comicios presidenciales que pudieran estar a la vuelta de la esquina?
-Si hubiese elecciones en enero o en febrero, la oposición tiene que elegir su candidato ya sea por consenso -que se ve complicado- o tendría que hacer primarias y tiene poco tiempo. Hay otro problema y es que se ha disminuido el espectro de las personas que podrían competir. Se han venido inhabilitando las piezas de mayor apoyo popular y que calan más dentro de la población, y se están dejando vivos a factores que entre ellos puede causar discordias. Para la oposición es complicado pero tienen que resolver ese problema porque si el gobierno mueve las fechas, eso podría complicarles las cosas a la MUD.
-Muchos aseguran que el candidato de la MUD debe elegirse lo antes posible, ¿usted qué opina?
-Creo que el gran reto es cómo hacer esa elección. Se puede llegar a elegir un candidato unitario pero aquello podría ocasionar un problema mayor porque se escogería a una persona que al final no une a la Unidad sino todo lo contrario. Y ello puede originar que salgan otras candidaturas de la oposición y lo que se les transmitiría a la gente sería otra vez desorden, pelea e intereses mezquinos. Por eso considero que lo ideal elegir al candidato por consenso porque se le difundiría a la gente de que se está finalmente de acuerdo.
-Recientemente hubo unas municipales, ¿hasta qué punto los resultados de esos comicios reflejan la realidad política del país?
-Esos resultados son un reflejo del bajo ánimo, de la desmotivación, de la desilusión y de la poca credibilidad que tiene el venezolano en el sistema electoral y de sus líderes. Ahora, eso no es un reflejo del balance de fuerzas políticas. Este es un país mayoritariamente opositor y cuando digo opositor no me refiero a que son personas que siguen a la MUD, me refiero a personas que se oponen al Gobierno y estamos hablando que la relación prácticamente está 65% a 35% a favor de los opositores. Aunque el Gobierno tenga un apoyo importantísimo de entre 25 y 30%, aproximadamente, el detalle está en que el 70% restante se le opone con una fuerza y con una decisión increíble.
-Instituciones como la Cepal y Fedecámaras publicaron hace poco cifras alarmantes sobre la economía del país este año, ¿Cómo vislumbra el panorama económico criollo para 2018?
-El año que viene va a ser un año terrible en términos económicos y creo que el término terrible le queda corto. Tenemos dos meses en lo que se puede llamar hiperinflación, y las hiperinflaciones se alimentan ellas mismas, es decir, esta es una especie de espiral. La clase media de Venezuela va a sufrir más y la clase baja va a estar toda totalmente dependiente del Gobierno. En nuestros estudios encontramos que las personas saben que la bolsa Clap no es la manera ideal de acceder a los alimentos, saben que no es lo correcto, quisieran que fuera de otra manera pero han perdido la confianza de que esa otra manera pueda llegar en el corto plazo, y por lo tanto se quedan con la bolsa.
-En cuánto al ámbito político y social, ¿cómo se proyecta el año próximo?
-El próximo 2018 es el año del gran reto. Pensamos que el 2017 iba ser un año de movimiento y en cierta forma ha sido así, ha sido un año que ha venido acomodando el escenario para el próximo y este round del 2017 lo ha ganado el Gobierno, sin duda alguna. No obstante, el 2018 va a ser mucho más reñido, vamos a ver o unas elecciones tempranas o quizás no vamos a ver elecciones y eso va a ser decisivo porque va a llevar al Gobierno o a consolidarse en el poder y a asegurar su continuidad en el tiempo o dando pasos hacia una radicalización, en caso de que no se realicen los comicios. Van a haber nuevos brotes de protestas sino se realizan las votaciones sobre todo porque las condiciones siguen estando dadas.
-¿Será posible un nuevo Gobierno?
-Yo lo veo difícil pero no es imposible. El costo de salida de este Gobierno es infinito y va a hacer todo lo posible porque eso no ocurra. Hasta este momento no se ve a una oposición que se esté engranando para enfrentar no solo unas elecciones sino también para el día después porque no basta con ganar. Se puede ganar una elección pero pueden, por ejemplo, impugnar la mitad de las mesas electorales del país por el motivo que sea y si no se está preparado para aquello, lo veo complicado y complejo. Ahora, si la oposición da los pasos que debe dar aumentan la posibilidad de un cambio de Gobierno.