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Julio César Pineda: "El servicio exterior se quedó sin expertos"

Lunes, 29 de enero de 2018 a las 08:00 pm
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JESÚS M. GAMBÚS | [email protected]

La carrera diplomática en Venezuela bien podría considerarse una disciplina olímpica, dada la variedad y profusión de obstáculos que se contraponen al desempeño de la profesión.

La promoción del servicio exterior y el ejercicio de la diplomacia como una carrera profesional al servicio del Estado entra en conflicto con la percepción que le imprime el chavismo a su arribo al poder, sostienen los internacionalistas consultados.

Un solo diplomático

Con la llegada de Nicolás Maduro a Miraflores, la máxima representación diplomática del país continúa bajo la responsabilidad de políticos y funcionarios militares. muchos de ellos sin experiencia en las disciplinas de la carrera.

Por la Casa Amarilla y bajo el gobierno de Maduro desfilan Elías Jaua Milano, sociólogo; Rafael Ramírez Carreño, ingeniero; Delcy Eloína Rodríguez, abogada; Samuel Moncada, historiador; y de todos ellos, el actual titular, Jorge Arreaza, el único con licenciatura en estudios internacionales, egresado de la Universidad Central de Venezuela.

Se debe advertir que no es nueva la tendencia de los gobiernos venezolanos de cancelar la lealtad política con las representaciones en Embajadas y Consulados como moneda de cambio, solo que en la actual administración hay una mayor desproporcionalidad.

¿Qué hacer?

Los internacionalistas desplazados por los actores políticos y militares en el ejercicio del servicio exterior se han hecho aliados de los medios de comunicación. Muchos de ellos son comentaristas de televisión o radio, columnistas de medios impresos; otros se desempeñan como conferencistas, consejeros de instituciones, partidos políticos, ejercen la docencia, dictan talleres, o simplemente están jubilados.

Crisis non grata

La llamada diplomacia de paz del Gobierno de Nicolás Maduro tiene un efecto contrario con la comunidad internacional, en la que ve una alianza que niega la soberanía nacional e intenta apoderarse de las riquezas nacionales. El caso más emblemático lo representa Estados Unidos, el cliente más importante del petróleo venezolano, pero el más distante a los intereses de Miraflores.

Hoy, sin un embajador y con una representación diplomática disminuida por los constantes roces y las sanciones a jerarcas oficiales, no parece haber la intención de establecer reglas de convivencia mínimas entre Caracas y Washington.

La misma regla aplica con la Unión Europea, separada por más de un océano con Venezuela a raíz de las medidas contra siete funcionarios maduristas, y se hace más visible con el más reciente episodio de la expulsión del embajador español Jesús Silva Fernández , que mantiene como materia a considerar, el retiro de todos los embajadores de la EU de Caracas, a petición del Gobierno de Madrid.

Regreso a la ley

El internacionalista Julio César Pineda no tiene entre sus planes celebrar hoy el Día consagrado a su profesión. Eso sí, demanda el regreso al espíritu anterior de la Ley del Servicio Exterior, en la que los concursos regían democráticamente la movilidad de los profesionales, como es norma en muchos países. Como docente de la Universidad Santa María, Pineda lamenta por otra parte que el fenómeno de la diáspora estudiantil, también esté presente en las aulas de las dos escuelas de estudios internacionales en el país.

Refiere con el calificativo de “trágico”, que algunos de estos jóvenes que no encuentran espacios en el servicio exterior venezolano tienen doble nacionalidad y tienen facilidad de incorporarse otras cancillerías, como el caso de “Alemania, España y Polonia”. Otros que dominan idiomas, tienen también posibilidades en otras instancias similares. Le advertimos sin embargo que algunos representantes de la generación de relevo que visita a su programa televisivo “Brújula Internacional” se expresa con pleno dominio y claridad de los temas.

Pineda refiere que parte de ellos se han integrado a los modelos de las Naciones Unidas que le ha tocado preparar. A propósito, indica que conjuntamente con un grupo de experimentados exfuncionarios de la Cancillería, dictan cursos en la Academia Diplomática Iberoamericana, confiando en que la carrera retome el cauce .

Confiando en los colegas

Julio César Píneda confía que el auxilio diplomático que se mantiene de pie en los diálogos del Gobierno y la oposición en la República Dominicana, tenga éxito en sus tareas.

“Esperamos que lleguen a un acuerdo precisamente. Todos los miembros de esa diplomacia hemos dado clases en materia internacional. El artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas obliga a los Estados y los ciudadanos a negociar pacíficamente todas las controversias”

Advierte que el momento que vive el país da para una diplomacia “inoficiosa” , la de la oposición que trata de hacer valer sus puntos de vista: “Lo ideal sería que hubiese una diplomacia profesional, de todos los venezolanos y no del Gobierno y de la oposición”.

Vale la consideración que se hace de los estilos de diplomacia, para determinar cuál sería la más conveniente para el país, un punto que permite descubrir entre otros, que la diplomática oriental, asiática se caracteriza por tranquila, reflexiva; la Occidental, (norteamericana), es más pragmática, más racional, mientras que la latinoamericana entra dentro del realismo mágico, “en la que todo es posible., la emoción priva sobre la razón”.

Pineda subraya sin embargo al abordar el asunto que Brasil se sale del esquema con una diplomacia forjada en la Academia de Itamaraty.

2018-01-30