Olgalinda Pimentel | [email protected]
La Universidad Central de Venezuela recibe los 297 años de su fundación como universidad pontificia, con el peor colapso académico institucional de su historia llena de guerras federales, golpes de estado, dictaduras, clausuras, rectores de prestigio y otros impuestos, y movimientos estudiantiles emancipadores.
“No tengo ninguna duda en afirmar que es la lesión más severa y de más amplio espectro que ha sufrido a tres años de llegar a su tercer centenario”, afirma Nicolás Bianco, vicerrector académico de esta casa de estudios.
Con apenas 4.000 profesores activos para 11 facultades y de estos la mitad de dedicación exclusiva; con casi la mitad de los alumnos de pregrado que tenía hace un año; 39% menos de los 390 cursos de posgrado, debido a que no hay profesores ni estudiantes, y con apenas 30% del presupuesto para poder funcionar, esta casa de estudios se propone continuar en el ranking de las mejores universidades de América Latina y del mundo, y dar la pelea al asfixiante asedio gubernamental.
La rectora Cecilia García Arocha asume con decisión la “arbitrariedad” de mantenerse en el cargo, junto con el resto de las autoridades, de manera obligada. En 2010 una sentencia de la Sala Electoral del TSJ suspendió indefinidamente los comicios internos al desconocer a las comisiones electorales.
“Seguiremos al frente de las UCV defendiendo la libertad, democracia, pluralidad y autonomía, valores que forman parte de la vida universitaria”. Y asegura que con la misma firmeza en 2019 enfrentarán una vez más la crisis financiera. “Iniciaremos con un déficit presupuestario complicado, como el resto de las casas de estudios autónomas.
El presupuesto ha sido reconducido en los últimos 10 años, y de 100% que solicitamos se nos asigna apenas 30%, del cual 80% es para cancelar sueldos y salarios”. Para funcionar y para las providencias estudiantiles (becas, residencias, etc) solo queda 20%, dividido en 16 y 4%, pero afirma que seguirán al frente de la conducción de una universidad libre y que aún gradúa estudiantes con educación de calidad.
-Desafío académico
Según Bianco, a pesar del daño “inducido por las políticas y estrategias antiuniversitarias y antiautonómicas del gobierno” contra las 17 universidades de este modelo, la UCV posee una reserva docente que si bien ha mermado se mantiene en defensa de la formación profesional venezolana aunque ni siquiera ha cobrado aún la última quincena de diciembre.
“En 10 años de gestión hemos egresado 70.000 estudiantes de pregrado y 11.000 en posgrado, lo cual quiere decir que hemos cumplido con el país. Denunciamos que estamos en pleno proceso de colapso y que se complica porque no estamos en condiciones de actualizar los laboratorios, la tecnología, los sistemas; quizás garantizamos lecturas con las jornadas como la de regalar un libro, pero no nos estamos rindiendo y jamás cerraremos técnicamente la UCV, no obstante si en 2019 seguimos con un presupuesto orientado solo a pagar salario en 92%, se verá mucho mas debilitada que en 2018”.
-Profesores empobrecidos
El deterioro de las condiciones de vida y de trabajo de los docentes “es espantosa”, afirma Víctor Márquez, presidente de la Apucv que congrega a los educadores de esta universidad y que se está quedando sin jóvenes porque han renunciado para buscar mejor oportunidad laboral. La mayoría de quienes quedan tiene una edad promedio de 62 años de edad.
“Estamos en situación de pobreza extrema. Ninguno tiene ingresos para comprar la canasta alimentaria, ni posibilidades para vivienda, vehículo, ropa o diversión”. El sueldo básico de un profesor titular (dedicación exclusiva y posgrados) es de 8.000 bolívares soberanos que sumados a los montos de las primas y el bono de alimentación, no alcanza para nada, explica. “No alcanza ni para comprar una resma de papel”.
La situación más grave, a su juicio, es la orfandad de protección social. La póliza de seguro de HCM asignada por el Estado, junto con la cobertura complementaria que pagan de sus bolsillos, por el orden de 100.000 bolívares soberanos, apenas cubre los exámenes reoperatorios.
”Cualquier profesor que se enferme no tiene cómo protegerse y el Estado no garantiza seguridad a los profesores, por lo que si uno tiene una emergencia de salud solo queda endeudarse”.
Por si fuera poco, las condiciones de trabajo del profesor, en un día cualquiera, son cada vez peores. Márquez cita como ejemplo la facultad de Farmacia a la que “se le está cayendo el techo”. Sin embargo, en casi todas las facultades hay problemas de iluminación, robo de cables, de equipos de computación y hasta de los grifos de los baños en la Facultad de Medicina. Además, las bibliotecas están desactualizadas y el profesor ya no tiene condiciones suficientes para sacar libros de su bolsillo, señala Márquez.
“No ha habido ningún movimiento de la sociedad civil que no haya avanzado en la UCV”, indica Bianco, luego de recordar que Medicina, Filosofía y Teología fueron las primeras carreras que ofreció en su primera etapa. Las cátedras de física, de química y de matemática con Juan Manuel Cajigal, llegaron un tiempo más tarde.
Una comisión ya trabaja en actividades institucionales y editoriales para la celebración de los 300 años “en plena recuperación del progreso”.
2018-12-23
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