Jesús M. Gambús|[email protected]
Hoy es un día de colección. Este domingo está consagrado a esos apasionados que atesoran desde las cosas más convencionales hasta las más extrañas.
Los venezolanos militamos en ese vasto universo que se potencia con las redes sociales y la tendencia de darle el justo valor a lo vintage, como suele etiquetarse a los objetos o accesorios curtidos por el paso del tiempo.
La idea de coleccionar no solo lo mueve el entusiasmo personal de adquirir, mostrar y pavonearse con el trofeo y diluir tensiones diarias , sino que se promueve a través de subastas, convenciones, foros etc, en los que los participantes intercambian ideas y negocian con sus preciados bienes.
Cuando eso de coleccionar estaba en pañales, la filatelia se llevaba los palmares en el país. En 1958 se constituyó el primer club de fanáticos que perseguían sellos raros de destinos lejanos para armar sus albums. Ese espíritu disciplinado obligó al club a convertirse en 2003, en la Asociación Filatélica de Caracas (Asofilca).
Tener personalidad jurídica implicó tomar el asunto con la seriedad que obliga a realizar avalúos, asesorías, emitir certificaciones , orientar a través de charlas a los afiliados.
Pero no todos los amantes de esa cultura se rigen bajo esos esquemas. Abundan por ejemplo, los que preservan como un pergamino del Mar Muerto sus discos de vinyl, de 33 revoluciones por minuto.
Y tan revolucionarios como ellos son los que se inclinan por la deltiología, colección de postales, la glucosbalaitonfilia, colección de sobres de azúcar, (tan dificil en estos días) y la peligrosa filolumenia, colección de cajitas de fósforos.
El comic, objeto de culto. La cultura del comic tiene espacion reservado para los coleccionistas en Venezuela.
Si bien, el número de publicaciones no circula como ocurría hace tres y cuatro décadas atrás, sus cultores se las ingenian para engrosar sus adquisiciones a través de las redes sociales.
Hay un mercado muy activo de compradores y vendedores de las historietas de superhéroes, en especial las creaciones de Marvel, con su universo de personajes que pica y se extiende.
Otros coleccionistas, apegados a sus recuerdos generacionales hacen del G.I. Joe, el soldado creado en 1964 por la compañía Hasbro, un verdadero objeto de culto. G.I JOE / MOTU Collectors de Venezuela, tiene 326 miembros en Facebook y realiza unas cuatro publicaciones a la semana.
Tan dinámica como la colección de historietas de superhéroes es el hobby de los muñecos que los representan. De altísima estima y de cotización también elevada son los personajes y demás artículos de La Guerra de Las Galaxias.
Por lo general , estos coleccionistas, tanto los de publicaciones, como los de los juguetes salidos de la imaginación del director George Lucas, negocian sus “tesoros” en Facebook y son sumamente celosos al ingreso de nuevos interesados.
Arte que vale un ojo de la cara. El dinero no es todo en la vida, pero cómo ayuda a los coleccionistas de arte. Ellos son un verdadero club selecto que procura el anonimato para protegerse de curiosos y potenciales amigos de lo ajeno.
Algunos dudan en incluirlos como coleccionistas, dado a que sus compras solo buscan preservar su patrimonio.
Por lo general, los estos “coleccionistas de obras de arte” suelen estar representados por terceros que, desde las filas trasera de una subasta en, quizás, en Sotheby’s de Nueva York, se alzan victoriosos con la pieza objeto de la puja, cuando cae el martillo del anfitrión.
Es también una caracteristica de las grandes casas de subasta, mantener silencio sobre las operaciones y atribuir la adquisición de las obras a un magnate japonés o un jeque árabe.
Esa discrecionalidad se hizo presente hace solo unos días con la compra de “Salvator Mundi”, un óleo de Cristo, pintado hace 500 años y atribuido al maestro Leonardo da Vinci, que alcanzó el precio récord de US$450 millones, en Nueva York.
Según el New York Times la suma más alta jamás pagada por una pieza de arte salió del bolsillo del príncipe saudita Bader bin Abdulá bin Mohammed bin Farhan al-Saud y “Salvator Mundi” , que está hoy en el museo de Louvre Abu Dhabi
Barbie es más que un juego de muñeca. Los coleccionistas de Barbie, la célebre muñeca no son solo niñas. Mujeres hechas y derechas y hombres también se han dado a la tarea a convertirla en objeto de su hobby.
En Venezuela existen unos 492 afiliados al Club de coleccionistas de Barbie.
La participación criolla a este fenómeno de ventas nacido el 9 de marzo de 1959 es tan dinámica que tiene para ofrecer a sus pares en los cinco continentes, una Barbie Irene Saez.
La muñeca, rubia como la original, apareció en 1995, en el momento estelar de la reina como alcaldesa de Chacao, enfundada en un liqui- liqui o en un simil del vestido con el que coronó en la ceremonia del Miss Universo.
También hay un color particular que le da Venezuela a los diversos lanzamientos de la muñeca que es la Barbie llanera de mediados de los ochenta, con un PVP de Bs 325,00 para entonces.
Kent, que tampoco entra en el prototipo del llanero venezolano se puso el típico liqui-liqui , pero por más que lo dijese la cajita rosada en la que venía, con dibujos de un arpa, un cuatro y unas maracas, no logra despertar la voracidad del coleccionista.
OBJETOS DEL DESEO.
Sellos. Los coleccionistas de sellos postales tienen una larga trayec-toria en Venezuela. El club inició operaciones en 1958 y hoy forma Asofilca.
“Amazin Fantasy”, el comic del Hombre Araña, publicado en agosto de 1960 tiene un valor de mercado de 280 mil dóla-res. La primera historieta lanzada por Marvel en en octubre de 1939 se cotiza en 367 mil dólares.
La pasión por el béisbol, el fútbol y sus ídolos da combustible al hobby de las barajitas , las franelas, las cachuchas y demás distintivos de las divisas.
La cultura popular vio crecer en los años sesenta el canje de historietas de niños y adolescentes en las funciones de matinee en los cines del país.
El halcón “millonario”. La milenaria nave de Hans Solo se vende en Venezuela a precio de 1.199.990 Bs. Star Wars, una versión de Lego se cotiza en 540.000.
Un papel monoda que no se devalúa.Parece un contrasentido atesorar dinero en momentos de hiperinflación, de acuerdo a los expertos financieros, pero toda regla tiene su excepción.
Es el caso de los numismáticos , que llegan a publicitarse por diferentes medios, en busca afanosa de papel moneda y monedas de vieja data y la emblemática morocota.
Así como hay casas especializadas que comprueban la autenticidad de los objetos de su negocio, hay coleccionistas de fuertes (monedas de cinco bolívares) , de bolívares de plata, de lochas (0,12 céntimos y medio) y la puya, que en los cincuenta permitía comprar un pan pequeño para la merienda. Todas ellas, aleaciones que dejan muy mal parados a sus sucesoras.
Aunque salieron rápidamente de circulación, los billetes de uno y dos bolívares aparecidos entre 1988 y 1989 también son una presa codiciada por los coleccionistas que quiesieran documentar otra de las crisis monetarias del país a través de ellos, inmortalizados como Los Tinoquitos, en recuerdo del entonces presidente del Banco Central , el economista Pedro Tinoco.
Hoy por un tinoquito de un bolívar usado se paga 125 mil bolívares . En un poco menos se cotiza el billete nuevo.
Y a propósito del Banco Central y la historia del dinero en Venezuela, esa institución se precia de ser un coleccionista de lujo en su Sala de Exhibición Numismática.
Allí bajo custodia se exhiben joyas como el billete propuesto en 1811 para la naciente república. Iniciativa de Francisco de Miranda, citado como apasionado coleccionista en otra parte de esta entrega.
Pues este valiosísimo pedazo de historia de curso legal da suficiente argumento a l os coleccionistas con visión de futuro, para ver con interés desmedido, quizás al hoy devaluado billete de cien, un caso especial de sobrevivencia.
Las exigencias del marqueting hacen aparecer y desaparecer latas, botellas, cajas, gaveras y cuantos distintivos se relacionan con una marca. Ese cementerio que se va llenando con la dinámica empresarial es también objeto de colección. En particular, las empresas de bebidas gaseosas y cerveceras han documentado su evolución con las diferentes presentaciones de sus productos.
Es de data reciente en Venezuela la celebración de los llamados comic com , un evento nacido en la ciudad de San Diego (EEUU) y que se ha convertido en plataforma de lanzamiento de trailers de las megaproducciones de superhéroes. En el más reciente de los encuentro caraqueño, los organizadores celebraron un foro en la UCAB , con proyección cinematográfica incluida de la saga de Star Wars.
Memorabilia miranda. El prócer venezolano Francisco de Miranda pasó a llos anales de la historia no solo por su visión independentista. Su diario, revela detalles de sus cuantiosas con-quistas amorosas que dejaron vellos púbicos como prendas pa-ra una colección , en la que se guardaba los recuerdos de la zarinaCatalina La Grande de Rusia.
2018-01-06