Redacción 2001
Vista en ocasiones como un club de presidentes, un jarrón chino, o bien como una institución protectora de la democracia y las instituciones, la Organización de Estados Americanos ha recorrido 70 años de existencia con esas cargas a sus espaldas.
Más allá de la lista de virtudes y defectos que le señalan desde sus fervorosos partidarios hasta sus más connotados detractores, la OEA, como le decimos casi tuteándola, se mantiene como referencia para resolver problemas en el hemisferio.
El nuevo aniversario que marca mañana esos 70 años, encuentra a Venezuela con un pie fuera y otro dentro de la organización, y mantiene más que atenta a la organización sobre el desarrollo de cada acontecimiento nacional.
“Abuso”. Las iniciativas del foro para debatir la compleja crisis de Venezuela se convirtieron en punto de no retorno a la organización para la diplomacia de la Casa Amarilla.
A un año de la declaración de la entonces canciller, Delcy Rodríguez, la desincorporación total sigue en proceso.
“Dicen que quieren irse, pero siguen participando. No pagan sus cuotas, pero siguen (…) No muestran signos de irse”, expresó el pasado miércoles Carlos Trujillo, embajador de EE UU en la OEA.
Lo cierto del caso es que a Venezuela le restan doce meses más para desvincularse del foro al que ingresó en 1948 en la cita que dio forma a “la Carta” de Bogotá decidida al “fortalecimiento de la democracia, la promoción de los derechos humanos y la lucha contra problemas compartidos como la pobreza, el terrorismo, las drogas y la corrupción”. Queda aún la posibilidad de que aquel “No regresaremos nunca más a la OEA” se cancele y las aguas regresen a su cauce.
Intervención. Para el viceministro para América del Norte y representante de Venezuela en la organización, Samuel Moncada mantiene la idea de que la OEA alienta una “ola desestabilizadora” con sus críticas a los comicios del 20 de mayo.
Fortalecida. El reciente aviso de suspensión de Perú, Colombia, Brasil, Argentina, Chile y Paraguay de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur) le da venido a la OEA, como un trago de reconstituyente.
No es secreto que Unasur nació bajo el soplo y diseño de Hugo Chávez y Fidel Castro en La Habana , con el consenso de los entonces presidentes Rafael Correa, Néstor Kirchner, Evo Morales, Lula Da Silva, entre otros, a fin de buscar un foro diferente al de Washington, sin los contrapesos de Estados Unidos y Canadá.
Las acciones de la OEA ya venían en ascenso con la debacle de los gobiernos populistas y la llegada de regímenes liberales que le afirmaban su papel de foro natural de la región. En 2017 la organización consolidó su espacio para el debate con la reafirmación de Mercosur como foro comercial regional y la suspensión de Venezuela por tiempo indefinido por violar sus preceptos.
Pese a ese giro, la OEA no ha logrado avances tangibles en la crisis venezolana, Hasta ahora ha logrado evitar una condena formal, gracias al apoyo del bloque de naciones caribeñas que se han beneficiado de su petróleo subvencionado y programas de desarrollo durante años, además de sus aliados Bolivia, Ecuador y Nicaragua.
En busca de una salida, el bloque de países que aboga por soluciones, (más del 90 % de la población del continente ), integrado por : Estados Unidos, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guyana, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía, ha conformado el bloque de Lima, que sigue cercando al Gobierno de Maduro.
Querido y odiado. A diferencia de José Miguel Insulza, su antecesor, el secretario general de la OEA Luis Almagro ha mantenido una posición inflexible con las autoridades venezolanas. Hoy, la atención de Almagro se concentra en divulgar la gravedad de la crisis humanitaria en Venezuela y la necesidad de solidarizarse con la inmigración venezolana, sin dejar de lado la petición de liberación de los presos políticos y abrir los canales para la recuperación de la institucionalidad.
Asamblea General. La Organización de Estados Americanos (OEA) ventilará “la situación de Venezuela” en el temario oficial de su 70 Asamblea General, que se celebrará el cuatro y cinco junio en su sede de Washington. El documento de solicitud lo suscriben Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Guatemala, México, Paraguay, Perú y Santa Lucía.
Desconocimiento. El nue-vo embajador de EE.UU. ante la institución , Carlos Trujillo, de ascendencia cubana adelantó que se está trabajando en una resolución de condena al Gobierno de Nicolás Maduro por no permitir la entrada de ayuda humanitaria.
Trujillo sugirió que, antes de la Asamblea, podría plantearse en el Consejo Permanente otro texto diciendo que el Gobierno que salga de las elecciones del próximo 20 de mayo es ilegítimo.
La crisis de Venezuela ha protagonizado las últimas dos asambleas generales de la OEA, en Santo Domingo y en Cancún (México), pero nunca ha estado oficialmente en el temario oficial de las reuniones. Trujillo tiene también como meta hacer peso sobre el Gobierno de Daniel Ortega.
2018-05-06
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