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Vladimir Villegas: La entrevista más incómoda fue con Ernesto (+Video)

Viernes, 17 de febrero de 2017 a las 08:00 pm
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Andreina Dominguez

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Sus días están aunados a la difícil tarea de interrogar a los actores políticos más influyentes del país y, más allá, de lograr que respondan de manera concreta, veraz y transparente. Complacer a la audiencia en una sociedad tan polarizada como la de hoy, es otro de sus grandes retos. Sin embargo, asegura que lo más importante es ejercer la profesión apegado a la democracia, a la justicia y a la verdad.

Aunque hace años estuvo dedicado al activismo político, en la actualidad el periodista Vladimir Villegas confiesa que “por los momentos” ese papel quedó atrás.

En las instalaciones del Diario 2001, el reconocido conductor del espacio televisivo “Vladimir a la 1”, transmitido por Globovisión, reveló que disfruta mucho más ser el entrevistador, que estar del otro lado.

Ante la crisis política, económica y social que atraviesa Venezuela, ¿cómo asumes el rol del periodismo?

Hoy en día asumo este rol de entrevistador con la plena consciencia del momento tan difícil que vivimos en Venezuela y con el mayor sentido de responsabilidad, pues ahora más que nunca, el medio es el mensaje, y esto a lo mejor es una distorsión del periodismo pero el peso de los medios de la sociedad venezolana es altísimo, no solo los medios tradicionales sino también las redes sociales; cualquier comentario que haces, cualquier pregunta que formulas tiene una carga que no siempre es bien recibida por uno u otro sector.

¿Por qué crees que esto sucede?

Porque estamos en una sociedad polarizada, aun así en medio de esa polarización hay que tratar de mantener la línea de equilibrio que cada vez se angosta más, pero hay que hacer el esfuerzo de mantenerla, sobre todo porque en este rol actual no pretendo ser sustituto de ningún actor político. Yo he sido político, y a lo mejor mañana me toca volver a serlo, pero hoy, no lo soy y no tengo compromisos con nadie, estamos con la profesión, con el periodismo, con la gente que nos ve.

Es un momento sumamente difícil. Creo que la propia actividad política está llena de hipersensibilidades desde los dos bandos, o en los diferentes bandos, si existe un tercero. Nosotros los periodistas, lamentablemente en una sociedad como la de hoy, también terminamos a veces en una batalla campal.

En este estado de hipersensibilidad, ¿cuál es la mayor contribución que puede ofrecer el periodista?

Diría que el principal reto es no dejarse gobernar por la emociones, ubicarse bien en su papel, sin que por ello se convierta en una persona insensible. El periodista tiene derecho a identificar una injusticia y a no estar de acuerdo con ella; de hecho, es parte de su deber denunciarla según el Código de Ética, el cual  nos obliga a estar del lado de la democracia, de los más débiles, a no estar con injusticias, a luchar porque florezca la verdad. Son nuestras responsabilidades. Lo que no podemos confundir es que nosotros no somos actores políticos, cuando estamos en el rol de periodista, lo que tampoco quiere decir que no tengamos opiniones.

¿Existe  la objetividad en esta profesión?

No existe por una razón, los seres humanos somos fundamentalmente seres subjetivos, por lo tanto, nuestra aproximación a los hechos es subjetiva; todos tenemos una formación religiosa, política y de alguna manera hemos recibido opiniones distintas. Todo eso permea a la hora de hacer periodismo. Lo que  no puedes hacer deliberadamente es ocultar hechos esenciales o magnificarlos y, por supuesto, mucho menos manipular, tergiversar una información.

Yo prefiero la imparcialidad como concepto, lo que pasa es que el periodismo objetivo fue una corriente que durante mucho tiempo  no quería comprometerse más allá de la simple narración de los hechos, evitar el análisis.

¿Qué es para ti el periodismo?

Yo diría que el periodismo es, en teoría, una sana aproximación a los componentes de una verdad. Por supuesto que  siempre te vas a equivocar, siempre vas a dejar elementos, pero que eso no sea deliberado.

En tus entrevistas, ¿qué buscas?

Cuando  hago una entrevista siento que estoy invitando a alguien a mi casa y si yo invito a alguien a mi casa no es para humillarlo, es para tratar temas muy serios desde una posición de cierto respeto. Claro, tampoco puedes permitir que en tu casa te insulten o que no te digan toda la verdad, tú tratas de hurgar en el personaje que tienes allí sentado para lograr  que se muestre tal y como es.

¿Cuál consideras que ha sido la entrevista más incómoda?

Creo que la entrevista con mi hermano Ernesto ha sido la más difícil que me ha tocado, porque fue una entrevista de dos hermanos que tienen criterios muy contrapuestos sobre lo que existe como realidad en este país y, por supuesto, ni siquiera en familia nos habíamos atrevido a decirnos cosas como lo hicimos en ese programa. Además, a veces hay una especie de morbo, de ver a  dos hermanos que se van a destrozar en televisión. Ciertamente, después de allí salimos a almorzar y el cariño sigue siendo el mismo, pero el hecho de confrontar fue difícil porque además él es mi hermano menor; pero al final creo que estuvo bien, porque el debate es parte de nuestra cultura.

¿De quién fue la idea de entrevistar al ministro Ernesto Villegas?

Él me lo pidió después de un intercambio de tuits que tuve con el Presidente de la República,  recuerdo que luego de esa entrevista tuve una conversación con el Jefe de Estado por teléfono, que llamó a Ernesto para hablar conmigo.

¿De qué hablaron en esa conversación?

El Presidente ya me había contactado para decirme que yo estaba rodeado de fascistas; entonces  le respondí identificando algunas conductas que podía identificarlas como fascismo. En ese momento que me llamó, me dijo que le gustó la entrevista. Estaba muy sonreído, me prometió una entrevista que aún me la debe, no la ha querido hacer, sigo en espera.

¿A qué personaje te gustaría entrevistar?

¡Oye, vale! Me gustaría entrevistar al expresidente de Ecuador Rafael Correa, por ejemplo. También al presidente colombiano Juan Manuel Santos, y a muchas otras figuras latinoamericanas. No hablo inglés pero me gustaría entrevistar a Barack Obama y, ¿por qué no?, a Donald Trump.

De aquí de Venezuela me faltan unas cuantas personas; en estos momentos quisiera entrevistar a Tareck El Aissami como vicepresidente de la República.

Personajes de otros ámbitos, me  gustaría a Jennifer López, y me hubiese gustado conversar con Celia Cruz.

¿Te gusta ser el  entrevistado?

Prefiero el rol contrario (risas). Yo he pasado mucho por allí porque fui una figura política también, y tuve responsabilidad en el Gobierno; fui parlamentario, diplomático, y estuve mucho tiempo de ese lado, pero es más sabroso el otro lado.

¿Por qué?

Porque  siempre eres dueño de lo que preguntas, no siempre eres dueño de lo que respondes.

Respecto a la situación política del país, ¿crees que están lejos o cerca la relación de unas elecciones regionales?

Creo que son una urgencia, no sé cuán lejos o cerca están, pero son una necesidad y se han demorado más allá de lo aceptable desde el punto de vista constitucional, hay un límite, los gobernadores están excedidos en su mandato y eso no se puede ocultar. Aquí no se puede seguir utilizando ese recurso para impedir que se manifieste la voluntad popular; es mi opinión, no comprometo a ningún medio.

Además, fui firmante de la Constitución, soy doliente de la Constitución; no es aceptable que en una democracia se busquen formalismos para la renovación de los poderes públicos, de los órganos de elección popular como lo son las gobernaciones, alcaldías, el parlamento. El Consejo Nacional Electoral (CNE) tiene por mandato expreso de la Constitución el deber de promover la participación ciudadana.

En la línea discursiva del Psuv pareciera haber un mandato de mantener paralizada la realización de los procesos electorales. ¿Puede el país tener en “stand by” las elecciones?

En teoría no puede hacerlo porque estaría de espaldas a la Constitución. No puede haber elecciones sin democracia, ni democracia sin elecciones, una cosa tiene que venir con la otra. No se puede alegar que somos una democracia pero no hacemos elecciones hasta que tengamos las condiciones para ganar, esa no es  la regla de un país democrático.

¿Aun cuando discursivamente ya el Gobierno lo ha declarado de esa manera?

Más que el Gobierno, es una responsabilidad del CNE, porque estas son las situaciones que ponen a prueba la independencia de las instituciones, uno de los problemas que tenemos en Venezuela es que debemos reconstruirnos desde el punto de vista institucional, tenemos que reinstitucionalizar el país, porque la instituciones están en una especie de estado líquido y hay que pasarlas al estado sólido. No puede ser que tengamos una Constitución adaptable a las medidas del Gobierno.

¿Cómo consideras el rol de la oposición de cara a lograr esos comicios?

La oposición se ha equivocado muchísimo; una vez le hice una entrevista a Nelson Moreno, gobernador encargado del estado Anzoátegui, y una de las respuestas que tuvo frente a mi pregunta, fue decirme que yo era el vocero más calificado de la MUD, y yo respondí: si yo fuera el vocero del MUD, no se hubieran equivocado tanto, que ciertamente fue una respuesta un tanto impotente. 

¿Cuáles errores identificas en la alianza opositora?

Han desacertado porque, en primer lugar, no confían entre sí, no hay un elemento de confianza. Hay diversidad de proyectos políticos, de proyectos personales, diversidad de visiones; ellos no han tenido lo que reclaman; por ejemplo, hablan de diálogo y entre ellos no dialogan. Se colocan zancadillas, esta decisión de participar en el proceso de renovación partidista casi que fue una decisión individual de cada partido, no es una coalición unificada. Pareciera que es mayor el deseo del Gobierno de permanecer en el Poder que el de la oposición por conquistarlo.

¿Cómo se pudiera destrancar este juego político?

La piedra para destrancar este juego la tiene el pueblo, que son las elecciones. La única manera es con la participación popular, cuando hay conflicto entre poderes, cuando hay una situación de polarización donde no hay entendimiento, lo mejor es la consulta, sobre todo cuando están pendientes. Esas elecciones regionales contribuirán a despejar el ambiente político, ayudarán a darle cause democrático a las diferencias y, sobre todo, nos pueden evitar episodios de violencia y confrontación que en nada ayudan al país.

¿Confías en el diálogo?

Soy creyente del diálogo, quizás no en este modelo que hemos visto, pero creo que cualquier proceso de esta naturaleza tendría una culminación mucho más exitosa si existiera voluntad de parte de los actores políticos en ponerse de acuerdo. Lamentablemente lo principal no ha sido el interés nacional, eso no está presente, si prevaleciera el interés nacional hace rato estuvieran sentados en una mesa resolviendo los problemas del país, encontrando puntos mínimos de acuerdo.

Un mensaje para la juventud venezolana

Los jóvenes tienen sus sueños truncados, lo decía hace poco. Nosotros como generación tenemos una deuda con ellos, tenemos que buscar la manera de saldar esa deuda y dejarles condiciones mínimas para que ellos puedan en el futuro relanzar este país.  Somos responsables de esto.

2017-02-18