Se ha cumplido el primer trimestre de 2023 y la situación para el humilde maestro venezolano sigue siendo la misma: continúa pagando las acciones de los poderosos.
1. Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen
Cada día la cruz de los nazarenos de mi país, se hace pesada y lamentablemente no consiguen un Simón de Cirineo que les ayude en el viacrucis, caen bajo el peso del madero.
Hay quienes ya no cuentan la historia porque entre la situación pandémica y económica han partido de improviso.
2. Te aseguro que mañana estarás conmigo en el paraíso
Hasta cuando tantos azotes al magisterio venezolano que el único pecado que ha tenido es creer con vehemencia en las directrices que los jerarcas del gobierno les han vendido, preñadas de ilusiones y nuestra gente paciente y gentil sigue diciendo presente.
3. Madre, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu madre
Esos nazarenos que viven del día a día, que no saben de estadística ni finanzas, pero sí saben cuando el hambre toca al estomago. Ya están cansados, agobiados y no ven mejora en su realidad inmediata.
Caen una y otra vez ante la mirada lejana de un gobierno indiferente.
Esas madres maestras e hijos de maestros que a diario sufren para alimentarse, que hacen de tripas corazón por el pan nuestro sobre la mesa cada día.
4. Dios mío, Dios mío. ¿Por qué me has abandonado?
El pueblo venezolano sigue esperanzado aun cuando la dinámica de la política económica parece no avanzar, está detenida y nadie la saca de su letargo. Pareciese que todos los participantes están interesados en que el pueblo siga bajo la ignominia del yugo de los poderosos. Dios mío. Dios mío por qué me has abandonado.
5. Tengo sed
Todos los “nazarenos” sabemos que con un sueldo mínimo no se puede sobrevivir. Ante eso el gobierno hace solemnes promesas que no se cumplen.
El poder adquisitivo increíblemente bajo es sustituido por falsas ilusiones, unas sobre otras, año tras año.
Mientras, los personeros del gobierno se jactan al decir que el Estado no tiene plata para pagar ,pero se hacen obras de gran envergadura para disfrazar nuestra realidad socio-económica.
De hombres de moral y valores
6. Todo está cumplido
Ya es incontrolable la situación, ya se escapa de las manos del ingenioso pueblo, ya es hora de reconocer que el país está dolarizado, que los comercios te cobran los productos en función al dólar, de igual forma se opera en el cobro de alquileres y condominios, pero el detallazo es que el sueldo de los obreros y profesionales no se adecua a la realidad.
¿Y quién defiende al pueblo? Nadie.
Todos se lavan las manos como Pilatos. En los líderes prevalece el individualismo, los intereses personales y el egoísmo.
Por allí andan los nazarenos de mi pueblo dejando a su derredor el sudor de su frente en la saga de una protesta en las calles, mientras los herodes del momento le ultrajan y especulan con el precio en dólares, olvidando que fueron mis nazarenos quienes los enseñaron a leer y escribir.
Es notorio como las cúpulas se preocupan por las tarjetas electorales y la “maquinaria” de movilización, quien será el candidato y como ganarán las elecciones, tanto en el oficialismo como en la oposición.
Pero no tienen presente las necesidades de quienes con sus manos e intelecto hacen el país.
Aduce un ministro que el presidente, debido al desfalco en PDVSA (¿solo en PDVSA?), “está pariendo” para pagarle a los maestros, como si ese robo fue la semana pasada.
Si fuese así, entonces no van a pagar nunca porque siempre habrá un nuevo hueco por algún otro robo.
Y justamente esas malas praxis la pagarían los que menos tienen responsabilidad en tales delitos. Sin olvidar que quien le da el palo al ciego es más culpable que el ciego.
Los maestros que compran de su muy precario sueldo los marcadores y el cloro para los baños, pasarían a pagar también el dinero del petróleo que no llegó a las arcas, es decir la parte del león del presupuesto nacional.
Y el maestro, cual nazareno seguirá recorriendo las calles en busca del pan nuestro de cada día.
7. En tus manos encomiendo mi espíritu
Señor presidente (y estimada ministra de educación) hay un pueblo que sufre a diario.
Por mucho que usted les dé incentivos a través de las políticas sociales, sólo le ayuda a palear la situación un instante, pero jamás le genera un buen vivir.
Es momento preciso de reflexionar, reconocer y evaluar en que se ha fallado como actores políticos y tal cual como alguna vez se dijo en el plano revolucionario: aplicar las tres R con honestidad y justicia.
Yo soy maestro.
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