En una ciudad tan activa como Chicago, donde la economía se mueve a diario entre restaurantes, comercios y servicios, contar con una estructura fiscal bien definida es una ventaja para consumidores y empresarios.
Actualmente, la ciudad aplica una tasa combinada de impuesto sobre las ventas del 10,25 %, que incluye el porcentaje estatal, del condado y municipal, según reseña la web Taxcloud.
El estado de Illinois grava con un 6,25 % la mayoría de las mercancías. A esto se suma un 2,75 % correspondiente al condado de Cook y un 1,25 % que aporta la ciudad de Chicago.
Esta combinación permite una recaudación equilibrada que sostiene servicios públicos esenciales y proyectos comunitarios en toda la región.
Una de las ventajas del sistema es la tasa reducida del 1 % para alimentos, medicamentos recetados y aparatos médicos, lo que representa un alivio para las familias y personas que consumen productos de primera necesidad.
Protección social
Esta medida protege el acceso básico a la salud y la alimentación, sin comprometer la calidad de vida de los residentes.
Además, Illinois cuenta con un sistema transparente que actualiza las tasas locales dos veces al año —cada 1 de enero y 1 de julio— lo que permite a los negocios adaptarse con tiempo y planificar sus operaciones con mayor precisión. Este enfoque ayuda a evitar fluctuaciones inesperadas en los precios para el consumidor.
Chicago, al aplicar una tasa clara y previsible, promueve un entorno fiscal ordenado, ideal para el comercio y la inversión.
Tanto compradores como vendedores pueden operar con confianza, sabiendo exactamente qué se cobra y por qué. En un contexto nacional donde los impuestos varían ampliamente por estado y ciudad, este sistema ofrece estabilidad y previsibilidad dentro de un mercado competitivo.
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