La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) flexibilizó la conocida regla 3-1-1, que durante casi dos décadas limitó el transporte de líquidos en cabina a envases de máximo 100 mililitros.
La normativa, que exigía que los líquidos se transportaran en una bolsa plástica transparente de un cuarto de galón, ha sido objeto de críticas por parte de los pasajeros aéreos en Estados Unidos, reseña Infobae.
Entre los productos autorizados se incluyen medicamentos de venta libre y recetados, alimentos infantiles, leche materna y artículos duty-free sellados.
Además, la TSA ha indicado que la lista podría ampliarse para incluir productos de uso personal como champú y perfumes, lo que permitiría a los viajeros llevar sus artículos favoritos sin preocuparse por el tamaño o el envase.
Los aeropuertos que adoptarán esta flexibilización inicialmente son Hartsfield-Jackson en Atlanta, John F. Kennedy (JFK) en Nueva York y Los Ángeles International (LAX).
Lo que permite el cambio
La implementación se llevará a cabo de forma progresiva durante 2025 y, por ahora, solo se aplica a vuelos domésticos.
Este cambio es posible gracias a la introducción de escáneres de tomografía computarizada (CT), que generan imágenes tridimensionales de alta resolución y permiten a los agentes de seguridad analizar el contenido de los recipientes sin abrirlos.
Los nuevos escáneres son más precisos al identificar materiales peligrosos y agilizan los controles, ya que los pasajeros no necesitarán sacar líquidos ni dispositivos electrónicos de sus mochilas.
La TSA espera que esto reduzca los tiempos de espera en los filtros de seguridad y mejore la experiencia de viaje.
Aunque la normativa aún no se ha implementado en su totalidad, se han autorizado 11 categorías de productos que pueden transportarse en tamaño completo, siempre que se inspeccionen conforme al nuevo protocolo.
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