El mundo del cuidado animal se vio sacudido este fin de semana tras la muerte de Ryan Easley, un reconocido cuidador de tigres, quien fue fatalmente atacado por uno de los felinos que tenía bajo resguardo en la reserva Growler Pines Tiger Preserve, ubicada en Hugo, Oklahoma.
El refugio confirmó el accidente y lo describió como una “pérdida devastadora” para la comunidad de conservación.
El refugio lamenta la pérdida de su cuidador
En un comunicado publicado en Facebook, el centro describió a Easley como un hombre que “entendía los riesgos, no por imprudencia, sino por amor”, y lo recordó como un apasionado defensor de la vida silvestre que dedicó su carrera a los grandes felinos.
“Ryan comprendió esos riesgos, no por imprudencia, sino por amor. Para él, los animales bajo su cuidado no eran solo animales, sino seres con los que forjó una conexión basada en el respeto, el cuidado diario y el amor”, señaló la reserva.
Las autoridades del refugio añadieron que cancelaron todos los recorridos y encuentros con animales “hasta nuevo aviso”, como medida preventiva.
Growler Pines Tiger Preserve funciona como una instalación privada que ofrece visitas guiadas y exhibiciones sobre el cuidado y entrenamiento de tigres.
PETA responde y pide cierre de exhibiciones con grandes felinos
El trágico accidente también generó reacciones de organizaciones animalistas. PETA emitió un comunicado en el que advirtió que estos hechos no deben sorprender, ya que “nunca es seguro para los humanos interactuar directamente con depredadores máximos”.
La organización fue más allá y criticó la práctica de mantener tigres en cautiverio para exhibición:
“Nunca es una sorpresa que un humano sea atacado por un gran felino estresado, enjaulado, azotado y privado de todo lo natural e importante para él. PETA hace un llamado a los expositores de animales salvajes que aún no han muerto ni están en prisiones federales para que abandonen el negocio ahora y envíen a los animales a santuarios acreditados donde finalmente puedan vivir en paz”, señaló el comunicado.
La tragedia reabre el debate sobre el papel de los refugios privados que exhiben grandes felinos en Estados Unidos y los riesgos tanto para cuidadores como para visitantes, frente a los reclamos de las organizaciones animalistas que insisten en el cierre de estas instalaciones.
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