A tan solo dos semanas de la fecha límite para el cierre definitivo del parque de casas móviles de Sweetwater, aproximadamente 200 familias aún residen en el lugar, enfrentando una creciente incertidumbre sobre su futuro.
Mientras los remanentes de 900 familias han ido desapareciendo, los últimos en marcharse (los que no recibieron compensación alguna) han transformado su angustia en una lucha por la dignidad.
"La inseguridad ha aumentado desde que comenzaron los desalojos", segura Samantah Morales, una de las pocas residentes que aún permanece en el parque.
"Hay personas que entran a los tráilers vacíos, los destruyen, dejan basura. Esto no es lo que era", aseguró.
Lil Abner es un paisaje fragmentado
Durante años fue hogar de muchas personas, hoy en día es un lugar con calles vacías, casas móviles abandonadas, estructuras deterioradas y un silencio que solo se quiebra con los ecos de pasos furtivos o el zumbido de una patrulla.
La situación se tornó aún más alarmante tras el arresto de Silverio Franco, hombre de 44 años, acusado de irrumpir en una casa móvil e intentar asaltar a una mujer de 72 años.
El pasado noviembre, CREI Holdigs propietario del terreno, notificó a los residentes que debían abandonar el parque en seis meses, ofreciéndole una compensación.
La demolición comenzó en marzo y desde entonces el paisaje del parque ha cambiado drásticamente. La fecha límite para abandonar el lugar es el 19 de mayo.
Mirka Salinas, una de las residentes del parque, recuerda con nostalgia los días en que el parque ofrecía tranquilidad y estabilidad a las familias. Pero ahora asegura vivir con temor y estrés permanente.
Ante la situación, un grupo de vecinos que aún residen allí contrató a un equipo legal y presentó una petición en tribunales para obtener más tiempo, pero hasta ahora no ha recibido una respuesta.
La compensación es de $14,000 dolares a quienes desocupen la propiedad antes del 31 de enero de 2025.
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