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“El pintor de la luz” o “El loco de Macuto” son dos de las maneras en que los venezolanos recuerdan a Armando Julio Reverón Travieso, o simplemente Armando Reverón, quien para muchos es el artista criollo más trascendental de todos los tiempos.
Este artista que será revolucionario en su tiempo nace en Caracas, el 10 de mayo de 1889, en la Quinta San José, Puente Hierro, parroquia Santa Rosalía. Será hijo único de Julio Reverón Garmendia y de Dolores Travieso Montilla.
Viene al mundo en el seno de una familia muy acomodada, pero a la vez inestable y con muchos problemas. Su progenitor fue oficial del Ejército venezolano y heredero de una gran fortuna. Sin embargo, la derrochó en licor, juegos de azar y hasta psicotrópicos. Su madre, de la alta sociedad valenciana, era también una mujer con trastornos psicológicos.
Sus primeros contactos con el mundo artístico los tiene en 1895 en el estudio del padre Arturo Michelena y hace sus primeros cuadros por encargo. Quienes valoraban su talento lo animan a solicitar admisión en la Academia de Bellas Artes de Caracas e ingresa a ella en 1907. Allí compartirá como condiscípulo de otros grandes como Manuel Cabré, Rafael Monasterios y Antonio Edmundo Monsanto.
Gracias a su destacada labor, obtiene una beca del Concejo Municipal de Caracas para seguir estudios en Europa. Por ello pasa un tiempo entre Barcelona, Madrid y París.
Los estudiosos de la obra de Armando Reverón dividen su vida artística en cuatro períodos:
+ Período azul: Llamado así por el predominio de este color y la marca “tenebrosa” de la influencia en él del pintor ruso Nicolás Ferdinandov. Este período va desde 1916 a 1924.
+ Período blanco: Por esta época es que le vale el apodo de “Pintor de la luz”. El blanco es el color predominante. Intenta atrapar la luz. Se estima que es determinante para el arte latinoamericano este lapso. Va desde 1925 a 1935.
+ Período sepia: Predomina esta tonalidad y el pintor se centra en las marinas y el cuerpo humano. Hace muchos desnudos. Está muy presente la vida portuaria del Litoral Central. Se ubica este período entre 1935 y 1945.
+ Período expresionista: La última etapa de su vida personal y artística se ubica entre 1945 y 1954, cuando se refugia en su magia teatral junto a las muñecas y otros elementos creados en su mundo particular y rudimentario de Macuto.
Es precisamente su etapa en el Litoral Central la que le hizo más célebre por diversos motivos. Se retira de la gran ciudad y los convencionales círculos académicos y de las bellas artes para levantar el célebre “Castillete” en el sector Las Quince Letras y unir su vida a Juanita Mota.
Será una era fructífera en producción y calidad artística. Es el momento de esplendor del Período Blanco, y a la vez de muchas excentricidades. Decide renunciar a las comodidades de lo que era la modernidad en aquellos tiempos.
Armando Reverón arrastró desde su infancia diversos desórdenes psicológicos debido a las circunstancias personales que le tocó vivir y a una enfermedad que le pegó muy fuerte en sus primeros años. Esas alteraciones de personalidad se hicieron más recurrentes en los últimos tiempos de su existencia. Muere en Caracas, el 18 de septiembre de 1954.
Luego de su fallecimiento se produjo una mayor valoración de su obra, la cual se ha exhibido en buena parte de los más prestigiosos museos y galerías de Venezuela y el mundo. En 2007 el MOMA de Nueva York le dedicó una retrospectiva.
Desde 1983, el 10 de mayo, fecha de su natalicio, es también el Día Nacional del Artista Plástico. En 2014 el Estado declaró sus obras y pertenencias como “bienes de interés cultural” y en 2016 sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional.
2020-05-10
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