Es posible que hayas oído hablar del trastorno como brontofobia, y lo que define es realmente un miedo irracional a los rayos, truenos, relámpagos y las tormentas en sí. Aunque las más espectaculares siempre son con aparato eléctrico incluido y son por tanto las que más imponen. Los típicos chaparrones de primavera y verano -cuando son más frecuentes- convierte las noches en una pesadilla.
Se origina en la infancia, y de hecho a muchísimos niños les incomodan las tormentas. Cuando persiste hasta la edad adulta, acaba siendo una fobia con la que no es fácil copar: ocurren una media de 1.500 millares de descargas eléctricas al año en España, siendo septiembre el mes de mayor actividad, seguido por agosto y julio.
Síntomas de la astrafobia
La astrafobia se caracteriza por varios síntomas:
- Una ansiedad exagerada
- Sensación de pánico. Puede manifestarse de muchas maneras, desde tener pensamientos catastrofistas, hasta la falta de aliento, sudoración, temblores, llanto…
- Nauseas
- Las personas son astrafobia tienden a ‘aislarse‘ de la tormenta, es decir, se encierran y no abren ventanas en ningún caso, además de procurar escuchas lo menos posible de los truenos
Aunque el motivo exacto de su persistencia en la edad adulta, se teoriza que puede tener que ver con algún recuerdo negativo asociado a las tormentas como un accidente, haber escuchado una historia de alguien que sí tuvo algún problema grave a causa de un temporal, una pesadilla irracional que nos marca, tener otra fobia que se combina con la astrafobia y nos inquieta, o quizá simplemente porque sí, como muchos otros miedos del ser humano.
Es por ello que se recomienda hacer que los niños se sientan a salvo cuando hay tormenta, para hacer que se acostumbren desde pequeños. Al fin y al cabo, forman parte de nuestra vida.
Con información de El Tiempo Hoy
2020-06-05