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La empanada tiene "frito" al menú ejecutivo (+Fotos)

Viernes, 24 de marzo de 2017 a las 08:00 pm
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Andreína Dominguez U.  [email protected]

Cuando el reloj marca las 11:30 de la mañana aproximadamente, el estómago de muchos venezolanos que andan en la calle -bien sea por trabajo o diligencias pendientes-, comienza a sonarles en señal de que “hay hambre”. Pero en lugar de acudir a algún restaurante para degustar un rico plato, la opción de muchos es llegarse a los quioscos o pequeños locales que expenden empanadas para resolver el almuerzo a un menor costo.

“Dame una de chorizo”, “dos de queso para llevar; “una de mechada por favor”, pedidos como estos abundan en “Tostadas y Lunchería Lorena”, ubicada en el sector La Paz de la ciudad de Caracas. Allí, se despacha a los clientes a toda hora, y a pesar de que venden almuerzos ejecutivos a precios relativamente solidarios, las empanadas son las más demandadas por ser lo menos costoso para llenar las “tripitas”.

“Desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche lo que se vende son puras empanadas”, relata Ámbar Requena, encargada del local. Ella comenta que últimamente la gente prefiere comerse este alimento porque cuesta Bs 900. “Un menú completo o combo de pollo a la broster sale mínimo en Bs 5.300”, explica, por lo que es preferible para la mayoría gastar menos de Bs 3 mil (con dos empanadas y un jugo) y quedar “satisfecha”.

“H20” para acompañar. Requena, quien lleva años trabajando con el rubro, lamenta que las ventas de los almuerzos vayan en caída, de hecho, hay quienes ni siquiera se compran una bebida porque no les alcanza. Pedir un poquito de agua para “pasar la comida”, ocurre con frecuencia.

Una situación similar vive Nilson Zúñiga, dueño de un quiosco en la Avenida San Martín de la capital. “Aquí lo que piden es agua, con eso es que completa el pobre”, expresa.

Como las empanadas dejaron de ser sólo un desayuno, para convertirse en un “accesible” almuerzo, Zúñiga prefiere cerrar su negocio después de las 2 de la tarde. “Estamos aquí hasta esa hora porque al mediodía se vende mucho”, resalta.

“Hambre parejo”. De las 50 empanadas diarias que se hacen en el mencionado quiosco, alrededor de 10 se regalan a quienes andan con el estomágo “pegado”.

“Me da mucho dolor ver a la gente escarbando en la basura, cada día son más, creo que la gente se está acostumbrando, pero de todas maneras yo les doy, porque la situación del país está muy difícil para todos”, cuenta Zúñiga.

En la misma calle, en una pequeña lunchería atendida por Paola Rodríguez, se atiende entre las 6 de la mañana y 2 de la tarde “por la inseguridad. Aquí, también son muchos los que llegan a pedir porque no aguantan el hambre. Es mucha la gente que pide empanadas regaladas, es increíble”, cuenta Rodríguez, quien recuerda que años atrás eso no sucedía.

Testimonios. José Medina, un taxista fijo del lugar, mientras se comía una empanada rellena de queso cerca de la 1 de la tarde, asegura que “así economiza más”, porque el resto de la comida está impagable.
Frank González hace exactamente lo mismo todos los fines de semana. “Resulta más barato sustituir el almuerzo completo con unas empanadas, pago menos y quedo lleno”, asegura.

Como ellos , transcurren decenas de caraqueños. “Antes se vendía más en horas de la mañana, pero ahora desde las 11, 12 y 1 de la tarde la venta es mayor”, recalca Paola.

Cero estudiantes. Común era ver a jóvenes uniformados, -liceístas y niños de primaria- acercarse a cualquiera de estos comercios para comprar la popular “fritanga”. Sin embargo, en la actualidad no hay diferencia entre la época escolar y la temporada de vacaciones.

Los expendios visitados, reportan que anteriormente, durante el período de clases, el alza de las empanadas era notable, pero que ahora, los estudiantes “ni se ven”.

900 bolívares.

El precio de las empanadas se ubica entre los Bs 900 y Bs 1.000. En diciembre de 2016 costaba Bs 600, pero cada mes aumentan Bs 100, tras la galopante inflación, reportan expendios.

Para acompañar la comida con una bebida que no sea “agua” hay que pagar Bs 900 aproximadamente. Los jugos naturales o maltas es lo que ofrecen.

Los refrescos de lata y botella, por el contrario “ni se ven” en los quioscos porque oscilan entre Bs 1.500 y Bs 2.500 y nadie los consume.