María Cordero
Los cibercafés fueron la moda algunos años atrás, eran los espacios recreacionales de algunos adultos y muchos jóvenes para chatear, jugar y hacer tareas. En la actualidad se mantienen aún abiertos, unos reinventándose con venta de juguetes, comida y otros conservan su estilo y surfean la economía que los busca arropar.
Los jóvenes acudían a estos establecimientos con la intención de divertirse pero la baja calidad que presenta el internet en la ciudad limita a los propietarios a prestar el servicio exclusivamente para realizar trabajos, inclusive existen algunos que bloquean las redes sociales como es el caso del Cybersport2 ubicados en el centro comercial Los Molinos, donde además de servicio de internet se realizan otras actividades.
“Hemos tenido retrasos con el internet, se nos dificulta trabajar, las computadoras solo se usan para sacar trabajos e impresiones. Tenemos bloqueadas las páginas pornográficas y las redes sociales, tampoco dejamos que las usen para jugar por el tiempo y es un lugar pequeño”, indicó Wilfredo Rojas encargado del lugar.
Para reinventarse Rojas indicó que realizan distintos trabajos. “Sacamos carnet fronterizo, apertura de cuentas para Seguro Social, Rif y otros documentos. No todos saben manejar las computadoras y nosotros realizamos esos trámites, también plastificamos y hacemos fondo negro”, añadió.
Ada Postilla, propietaria de un cibercafé cuenta con cuatro máquinas en las cuales los usuarios pueden acceder a redes sociales y diversas páginas excepto pornográficas. Además vende artículos escolares y algunos juguetes.
“Actualmente todo local que paga un arrendamiento así venda zapatos termina vendiendo hasta verdura debido a que la situación económica está muy ruda. Acá la mayoría utiliza el tiempo de internet para revisar las redes, buscar noticias, para distraerse, las únicas páginas que no permito abrir es pornografía y juegos porque es un lugar pequeño y los chicos para jugar piden muchas horas y no es tanto eso, sino que dañan los equipos” manifestó Postilla.
En cuanto a la reinversión Postilla indicó que “ahorita estoy vendiendo unos juguetes, porque el material escolar es algo de siempre y como tengo cerca la universidad y colegios siempre se vende. Con los juguetes estoy probando, el que paga alquiler debe buscar vender de todo hoy en día”.
Ana Florenga conserva más tradicional su cyber, ofreciendo servicio de internet, copias, impresiones y material escolar, en un espacio más amplio y con 15 máquinas en el CyberCity La Villa ubicado en Montalbán. Allí permite a sus usuarios ingresar a internet, redes sociales y juegos en línea.
“Siempre hemos vendido papelería, sacamos copias, impresiones y brindamos servicio de internet. En un momento vendíamos refrescos y chucherías pero exigían una venta mensual, entonces por la situación país dejamos de vender refresco y solo nos quedamos con las chucherías”, explicó.
En este local lo relacionado a pornografía y juegos bélicos está prohibidos. “En el país existen leyes que prohíben tener juegos bélicos, al igual que material pornográfico y esto se les indica a los usuarios. A las personas que piden las maquinas más lejanas se les monitorea y si están incumpliendo las leyes se les puee cerrar la sesión desde la máquina central. En lo particular cierro dos veces y si sigue incurriendo se le pide el desalojo del local, en cuanto a los juegos los pueden jugar online y no descargarlos”.
Los cibercafé siguen siendo la alternativa para los que no tienen computador en casa o desconocen su uso. El servicio de internet corporativo sufre menos fallas que el particular, lo que hace que las personas realicen más visitas a estos locales. Los costos pueden variar por hora entre 15.000 a 25.000 bolívares dependiendo de su ubicación.
2019-12-10
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