Los padres venezolanos muestran miedo y preocupación ante el anuncio del presidente Nicolás Maduro de vacunar contra la COVID-19 a niños de 3 años en adelante, con motivo de la vuelta a las clases presenciales, programada por el Gobierno para este jueves, pese al rechazo de docentes y alumnos, que consideran que no se dan las condiciones sanitarias para el regreso.
Sin precisar cuál será la vacuna que se aplicará, Maduro anunció, el pasado agosto, que en octubre se empezará a vacunar a menores de 3 a 17 años.
Ante esta situación, ciudadanos y expertos coinciden en que hasta que no sea completamente seguro inocular a infantes, la prioridad debería ser avanzar en la vacunación de la población en riesgo y del personal de las áreas de salud y educación que siguen sin inmunizar.
ESPECIALISTAS EN CONTRA
El pediatra Alejandro Rísquez dijo que la decisión de vacunar a menores de 12 años debe pasar por un "cuidadoso proceso de revisión". El mismo debe incluir a la sociedad científica venezolana.
"Habría que prever que con las vacunas que ingresan al país se vacunen todos los maestros y todo el personal administrativo. Especialmente aquellos de mayor riesgo que aún no se han vacunado. Luego podríamos pensar en estudiar definitivamente, con los avances que hay, las vacunas para niños", dijo Rísquez.
Hasta el momento, no hay estudios certificados y publicados para inmunizar a menores de 12 años. El Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico (SAGE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) avaló solo la aplicación, a partir de esa edad, de la vacuna Pfizer/BioNTech, fármaco que no llega a Venezuela.
El especialista recordó que, aunque la vacunación en niños "va muy avanzada" el algunos países, en Venezuela, el número de vacunados aún no abarca a toda la población en alto riesgo.
Según Our World in Data, solo el 15 % de la población venezolana ha recibido la pauta completa. A esto, se suma la recomendación de la OMS de mantener la prioridad actual de la inmunización entre grupos de mayor riesgo.
"Se ha visto que la COVID-19 es más grave y peligrosa entre las poblaciones de mayor edad. Ahora que se ha determinado que las vacunas son seguras para los adultos, se están estudiando en niños", señala la organización.
LOS PADRES DICEN NO
"Por voluntad propia no vacunaría a mi hijo", dijo Marisol González, madre caraqueña que se mostró preocupada por el reinicio de clases presenciales y que su hijo pueda convertirse en un emisor de la enfermedad.
"Creo que la decisión es de cada uno, pero si hay adultos que están renuentes a usar la vacuna, pese al llamado, es más delicado en niños", opinó González. La mujer cuestionó "hasta dónde llega la decisión democrática del individuo".
Argelis Molina explicó que para decidir vacunar a su hija de cuatro años contra la COVID-19, ella necesitaría "tener la seguridad de que no habrá efectos secundarios.
"No lo haría solo porque me lo ordenan para llevarla a la escuela", apuntó la chica.
Con ella coincide la bióloga y docente universitaria Miriam Rodríguez, quien recordó que el sistema inmune en niños "es muy vulnerable", a la vez que insistió en la necesidad de vacunar a los trabajadores de la comunidad educativa y se estudien, con expertos, las opciones para los niños.
EFE
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