Se trata de un edificio recientemente inaugurado en la ciudad de Hamburgo, en el norte del país, que cuenta con fachadas "biorreactivas", compuestas por paneles de vidrio repletos de microalgas (no mayores que una bacteria), que se cultivan a base de luz, agua, nutrientes y dióxido de carbono.
Los 129 paneles de 2,5 x 0,7 metros cada uno pueden moverse para posicionarse frente al sol, permitir que las algas se desarrollen y que éstas a su vez aporten a la estructura combustible, calor y aislamiento del ruido exterior.
Sistema automatizado
La casa BIQ (Bio Intelligent Quotient), tal y como se conoce el proyecto, es la primera iniciativa de estas características en el mundo y ya está en pleno funcionamiento en Hamburgo.
Funciona gracias a un centro de gestión de energía donde se recolectan las algas y el calor solar en un ciclo cerrado que almacena este calor y lo utiliza para generar agua caliente.
Según explicó a BBC Mundo Jan Wurm, líder de investigación en Europa de Arup, firma que diseñó el edificio, "las algas viven y circulan, teniendo dos funciones: primero generar biomasa que podría usarse como fuente de energía, ya que puede extraerse y transformarse en biogás; y, segundo, acumulando el sol que no es absorbido por las algas".
"El agua se calienta y podemos extraer el calor con un intercambiador de calor", apuntó.
Las algas utilizadas no fueron genéticamente modificadas, sino extraídas de un río cercano y cultivadas en laboratorio.
Una vez dentro de los paneles, se les proporciona dióxido de carbono y los nutrientes necesarios para funcionar en un sistema completamente automatizado.
Tecnología costosa
"Con este proyecto hemos dado el primer paso para mostrar la visibilidad técnica de la tecnología, ahora queda mejorar el marketing ecológico".
Otro obstáculo a superar es el costo. La construcción del BIQ requirió una inversión de US$6,5 millones aportados por la Internationale Bauausstellung (IBA), una institución del gobierno alemán dirigida al desarrollo arquitectónico y urbanístico.
No obstante, Wurm cree que los costos disminuirán a medida que se extienda el uso de fachadas biorreactivas.
"Usar procesos bioquímicos en la fachada de un edificio para generar sombra y energía es un concepto muy innovador. Podría ser una solución para generar energía de forma sostenible en zonas urbanas, así que es bueno ver que se está probando en un escenario real". /BBC