"Yuka: El mamut peludo congelado", no es solo una exposición, es una gran oportunidad de analizar, de forma sencilla e intuitiva, la evolución de estos animales y aprender, jugando, a recrear un mundo perdido a través de las gigantescas huellas que dejaron estos parientes de los elefantes.
Gracias a su gran estado de conservación, científicos de la Universidad de Kinki, en la ciudad japonesa de Osaka, han encontrado restos de tejidos no dañados que esperan utilizar para reproducir células de la pequeña mamut con el objetivo de intentar clonarlo y devolverlo a la vida tras fecundarlos un óvulo de elefante.
Además de la mamut, en Yokohama se pueden ver recreaciones a tamaño natural de distintos eslabones en la evolución de estos mamíferos, cráneos gigantescos comparativos, huesos o muestras que permiten tocar el pelo de los mamuts o sus enormes cuernos.
En apenas un mes, en torno a 100.000 japoneses han caído rendidos a los encantos de "Yuka", "el milagro surgido del hielo", atraídos por su historia, por conocer los secretos de los mamuts y por ver de cerca, y por primera vez desde que fuera descubierto, a este espécimen momificado en perfecto estado de conservación.
"Yuka: El mamut peludo congelado", no es solo una exposición, es una gran oportunidad de analizar, de forma sencilla e intuitiva, la evolución de estos animales y aprender, jugando, a recrear un mundo perdido a través de las gigantescas huellas que dejaron estos parientes de los elefantes.
La mística no solo la pone "Yuka", colocada a mitad de la muestra dentro de una urna de cristal a unos diez grados bajo cero perfectamente aislada del exterior, sino el espacio entero de la exposición, en el que se ha cuidado hasta el más mínimo detalle para impresionar a los visitantes.
UN PASEO DIDÁCTICO.
En las proximidades del enorme centro de convenciones Pacifico, en la ciudad de Yokohama, al sur de Tokio, todo invita a conocer a "Yuka". La enorme cartelería copa las salidas de metro, y los comercios cercanos se vuelcan con su nueva huésped, algo que dispara la inquietud y la emoción de los visitantes.
A la entrada de la exposición, para la que han reservado un gigantesco pabellón, un robot realista de "Yuka" da la bienvenida entre gruñidos. Dentro, el laberíntico recorrido entre las distintas salas está pensado para sorprender y atraer a los más pequeños, grandes protagonistas del verano nipón.
Recreaciones a tamaño natural de distintos eslabones en la evolución de estos mamíferos, cráneos gigantescos comparativos, huesos o muestras que permiten tocar el pelo de los mamuts o sus enormes cuernos, sirven para elevar el clímax en este paseo didáctico.
A medio camino del recorrido, una replica fidedigna de una vivienda prehistórica de hace 44.000 años, hecha con huesos y pieles de mamut, desvela la importancia de estos animales en la vida de los humanos, no solo como sustento alimenticio sino también como piedra angular a la hora de confeccionar sus vestimentas, herramientas, armas e incluso como parte importante en sus ritos religiosos.
Mientras, los vídeos explicativos, maquetas, paneles interactivos y las casi 100 piezas originales de partes mamuts, acercan con cada paso y cada descubrimiento irremediablemente a "Yuka", atrapada en su urna donde el tiempo parece detenerse.
Este milagroso hallazgo arqueológico se encuentra tumbado, de lado, en un estado casi perfecto de conservación. Su piel, el pelo, la trompa, el color rojizo del pelaje o el hecho de contar con las cuatro extremidades completas dejan poco espacio a la imaginación
"Yuka" fue encontrada hace tres años en la república de Yakutia-Sajá, uno de los mayores cementerios de animales prehistóricos del mundo situado en la costa norte siberiana. De ahí su nombre, en referencia a los "Yukaghir", como se conoce a los pueblos de esta parte del continente formada por hielos perpetuos.
"Lo normal es encontrarse huesos, pero en este caso es la primera vez que se encuentra un mamut completo, algo increíble, muy importante para la arqueología", detalló a Efe el profesor Akira Ono, experto paleontólogo y uno de los organizadores de la muestra.
ENTRE 6 Y 11 AÑOS.
Según los expertos, la pequeña "Yuka", de 3 metros de longitud y 1,2 de alto y con una edad estimada entre 6 y 11 años, huía de depredadores cuando en su desesperada carrera se partió una pata y cayó en una grieta, quedando atrapada y sepultada en el tiempo durante casi 40.000 años, hasta ser descubierta en el verano de 2010.
"Cuando nosotros fuimos a Siberia era diciembre, y la temperatura marcaba 43 grados bajo cero, pero a pesar del frío todo fue muy emocionante, porque no solo estaba ‘Yuka’, sino buenos materiales óseos y un espécimen de un rinoceronte lanoso en muy buen estado de conservación, fechado de hace 19.500 años", y con el que también cuenta la exposición de Japón, apunta Ono.
Visiblemente emocionado, sabedor de la importancia de estos descubrimientos, el científico se muestra orgulloso de haber hecho sin separarse de "Yuka" ese mágico viaje desde Vladivostok hasta el puerto nipón de Tottori, desde donde llegó a su nuevo hogar en Yokohama, donde permanecerá hasta mediados de septiembre.
Gracias a su gran estado de conservación, científicos de la Universidad de Kinki, en la ciudad japonesa de Osaka, han encontrado restos de tejidos no dañados que esperan utilizar para reproducir células de la pequeña mamut con el objetivo de intentar clonarlo y devolverlo a la vida tras fecundarlos un óvulo de elefante.
No son los únicos, ya que con esa misma idea trabajan en un laboratorio de bioingeniería surcoreano liderado por el polémico científico especialista en células madre Hwang Woo-suk, que después de clonar a un perro en 2005, ha puesto sus ojos en devolver a la vida al mamut lanudo.
Lo que si han logrado en la exposición nipona es "clonar" a "Yuka" en camisetas, gorras, peluches e incluso pastelitos y dulces, todos con el perfil de la ahora mediática mamut.
Quién sabe si esta primera etapa en Yokohama no será el inicio de un gran recorrido por el mundo, y ese paso en falso que en su huida dejó a "Yuka" atrapada en el hielo siberiano no sirva para revivir la era de los mamuts, en un imaginario "Parque Jurásico" que en Asia ya ha puesto su primera piedra./EFE
2013-10-11