Doce años después de convertirse en el segundo futbolista más joven de la historia que conquistó el Balón de Oro, el inglés Michael Owen anunció hoy su retirada al final de esta temporada, tras una carrera en la que lesiones recurrentes han matizado su brillo.
El delantero, que alcanzó la cumbre del fútbol europeo con el Liverpool, el club en el que se formó, y se quedó a la sombra de jugadores como el español Raúl González, el brasileño Ronaldo y el francés Zinedine Zidane en el Real Madrid galáctico, informó, a sus 33 años, de que su paso por el modesto Stoke, su actual club, será su última aventura como futbolista profesional.
El ascenso de Owen, a partir de 1998, fue uno de los más fulgurantes que recuerda el fútbol británico: con dieciocho años y dos meses se convirtió en el internacional de Inglaterra más joven del siglo XX, al debutar en un encuentro ante Chile, y tres años después ya era poseedor del Balón de Oro.
Solo Ronaldo, con quien acabaría compartiendo vestuario en el Santiago Bernabéu, había recibido el galardón que otorgaba la revista "France Football" con menos edad, veintiún años y tres meses, ocho meses menos que el inglés, 89 veces internacional.
El técnico sueco Sven-Göran Eriksson dirigía el banquillo de los Tres Leones en una de las noches de mayor éxito internacional de Owen, el 1 de septiembre de 2001, cuando el joven delantero firmó un triplete ante la poderosa Alemania en el 1-5 que Inglaterra logró en Múnich.
"Siempre ha sido un jugador increíble, lo ha demostrado en todos los clubes en los que ha estado", señaló Eriksson, que subrayó que Owen es "en primer lugar un tipo magnífico y un gran profesional. Nunca tendrás problemas con él, ni dentro ni fuera del terreno de juego".
El delantero, nacido en Chester, una ciudad de poco más de 100.000 habitantes cercana a la frontera de Gales, se unió con 13 años a la cantera del Liverpool y no tardó más de cuatro en debutar como profesional, en un encuentro ante el Wimbledon.
Anotó 23 goles con los "reds" en la temporada 1998-1999, en la que comenzó su ascenso como profesional pero también aquella en la que se inició su calvario con las lesiones: el 12 de abril se rompió el tendón de la corva en un partido ante el Leeds, un problema que le apartó del fútbol durante meses y que resultaría recurrente a largo de su carrera.
Su año más brillante llegó en 2001, cuando lideró al Liverpool para ganar la Copa de la UEFA en una final ante el Alavés (5-4); la Supercopa de Europa (3-2 ante el Bayern Múnich) y la Copa de Inglaterra (FA Cup), con un 1-2 en la final ante el Arsenal.
En agosto de 2004, el Real Madrid pagó un traspaso de 12 millones de euros por él, cuando le quedaba un solo año de contrato en el Liverpool que entrenaba el español Rafa Benítez.
El inglés marcó 16 tantos aquella temporada en España y demostró en diversas ocasiones que era un delantero letal, pero las lesiones y la falta de continuidad en un equipo plagado de estrellas impidieron que se asentara en el Bernabéu y el club blanco aceptó al año siguiente una oferta del Newcastle de 26 millones de euros.
Los problemas físicos volvieron a ensombrecer su paso por St. James Park y, apenas unos días después de su fichaje por el Newcastle, sufrió un problema muscular que le dejó fuera de la pretemporada, mientras que algunos partidos después de su debut se rompió un metatarsiano y quedó de nuevo apartado del equipo.
Nunca nadie puso en duda la calidad de Owen, que en julio de 2009, convertido ya en un futbolista con experiencia, se puso a las órdenes del veterano Alex Ferguson en el Manchester United, donde tampoco llegó a encontrar continuidad.
Ya como agente libre, el inglés apostó esta temporada por unirse al Stoke, un equipo joven de media tabla al que no ha logrado adaptarse y cuya camiseta rojiblanca será la última que vista en la Premier. EFE