La fama en el deporte conlleva un escrutinio público implacable, y en la era moderna, una mala decisión fuera de la cancha puede tener consecuencias económicas devastadoras. Los patrocinios, que son el sustento de muchos atletas, dependen de la credibilidad y la imagen, activos que pueden perderse de forma instantánea.
El ciclista Lance Armstrong perdió a todos sus patrocinadores tras admitir que se había dopado sistemáticamente durante toda su carrera. La confesión pública de 2013, que siguió a un informe detallado de la USADA en 2012, le costó su relación con Nike, Oakley y Trek Bicycles, resultando en la pérdida de decenas de millones de dólares.
El golfista Tiger Woods vio cómo su imagen se desmoronaba a finales de 2009 tras revelarse múltiples infidelidades. Aunque Nike se mantuvo a su lado, la gran mayoría de sus otros acuerdos terminaron. Marcas como AT&T, Gatorade y Gillette rompieron sus contratos, lo que costó a los accionistas de sus patrocinadores miles de millones de dólares.
El caso de Oscar Pistorius fue uno de los más dramáticos. Tras ser acusado y condenado por el asesinato de su novia en 2013, el atleta paralímpico perdió instantáneamente el apoyo de las marcas. Nike y Oakley suspendieron y luego cancelaron sus contratos, alejándose de una de las figuras más prometedoras del deporte.
La tenista Maria Sharapova también enfrentó las consecuencias del dopaje en 2016, cuando dio positivo por meldonium. Inmediatamente, empresas como Porsche y TAG Heuer suspendieron sus contratos. Aunque su sanción fue reducida y Nike reanudó su relación, Sharapova perdió millones de dólares en ingresos de patrocinio durante su suspensión.
El nadador Ryan Lochte generó un escándalo internacional en los Juegos Olímpicos de Río 2016 tras inventar un robo. La mentira hizo que sus cuatro patrocinadores principales, incluyendo Speedo y Ralph Lauren, rompieran sus contratos. La empresa de ropa deportiva declaró que su conducta era "contraria a los valores que hemos promovido por mucho tiempo".
El boxeador filipino Manny Pacquiao perdió su contrato con Nike después de hacer comentarios homofóbicos en febrero de 2016. La marca de ropa deportiva, con una larga historia de apoyo a la comunidad LGBT, calificó sus declaraciones como "abominables" y terminó de inmediato su relación con el atleta.
El futbolista francés Kurt Zouma enfrentó una reacción masiva tras la difusión de un video en febrero de 2022 en el que maltrataba a sus gatos. La indignación pública llevó a Adidas a poner fin a su contrato, y su club, el West Ham United, lo multó con la cantidad máxima posible, en un claro mensaje de rechazo a su comportamiento.
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