La farmacéutica suiza Novartis perdió definitivamente en India una disputa sobre la patente de Glivec, un medicamento contra la leucemia, según determinó hoy el máximo tribunal del país. Este caso tiene precedentes, como los de Roche o Pfizer, que perdieron o no recibieron licencias para algunos de sus productos.
Las autoridades de patentes indias ya rechazaron la patente de Glivec en 2006, argumentando que su principal principio activo no es nuevo, sino tan sólo una versión ligeramente modificada de otro, una opinión que ahora confirman los tribunales. El derecho sobre patentes aprobado en 2005 en India sólo protege los medicamentos que demuestran una "elevada eficacia terapéutica". Se pretende evitar así la denominada práctica "evergreening", es decir, la prolongación de la protección de las patentes mediante mínimas modificaciones de activos ya patentados.
Sin embargo, Novartis defiende que Glivec es un medicamento completamente nuevo y que posibilita un "tratamiento revolucionario" contra la leucemia y consiguió la patente en casi 40 países. Según la compañía suiza, la molécula ya había sido patentada pero sólo tras años de investigación logró cristalizarse, para poder administrarla de forma segura.
Las principales compañías farmacéuticas juegan tan sólo un pequeño papel en India, un mercado de 1.200 millones de personas. El 90 por ciento de los medicamentos vendidos en país proceden de empresas locales especializados en la producción de conocidos preparados. Esos genéricos se venden por un precio mucho menor al de los originales, no sólo en India sino en el resto del mundo, para indignación de las grandes farmacéuticas que realizan las investigaciones.
Según la asociación de farmacéuticas estadounidense PhRMA, en Estados Unidos se tarda unos 15 años y se invierten unos 1.000 millones de dólares (780 millones de euros) para lograr sacar un nuevo medicamento al mercado. Según Novartis, la actual decisión de los tribunales indios es "desalentadora" de cara a futuras innovaciones. Y también un revés para los pacientes indios, pues se dificulta la investigación médica, afirmó un responsable de la empresa suiza en el país asiático.
India ocupa el tercer puesto en la cantidad de medicamentos vendidos en el mundo, algo que según Chinu Srinivasan se debe a décadas sin derecho de patentes. Srinivasan es el fundador de la organización pública Locost, que también produce medicinas. "La industria farmacéutica estalló entre 1970 y 2005, porque no había patentes sobre los productos sino sobre las formas de producción", explica.
Con la entrada en la Organización Mundial del Comercio (OMC), India está obligada desde 2005 a proteger las innovaciones según los estándares internacionales. Sin embargo, el acuerdo sobre aspectos de propiedad intelectual (TRIPS) deja margen de maniobra a los países, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y es precisamente ese margen el que utiliza India para patentar sustancias ya conocidas sólo en el caso de que demuestren una elevada eficacia.
"La legislación india debería ser un modelo para todos los países en vías de desarrollo", aseguró Gajanan Wakankar, experto en derecho de la propiedad intelectual y ex embajador indio. Según Wakankar, en muchos países desarrollados es posible prorrogar las patentes de forma artificial mediante el "evergreening". Mientras, el precio de los genéricos suele ser un 95 por ciento más barato que el de los originales.
La asociación de farmacéuticas alemana reclama el reconocimiento de las patentes extranjeras en India. "Al igual que en otros país, es necesario un periodo limitado de comercio exclusivo para poder comercializar las innovaciones", afirma un portavoz. Y para ello, las compañías precisan seguridad jurídica, agrega.
Para las ONG, sin embargo, lo importante es que los medicamentos sean baratos. En torno al 80 por ciento de los preparados con los que se trata a los pacientes de sida en todo el mundo tienen su origen en India, afirma Médicos Sin Fronteras. India es la "farmacia de los pobres". En el año 2000, un tratamiento contra el sida costaba 10.000 dólares anuales. Sin embargo, hoy asciende a sólo 150 dólares, gracias a la competencia planteada por los fabricantes de genéricos.
Las empresas indias no sólo venden sus productos en África o Sudamérica, sino cada vez más también en los países desarrollados, donde según un informe de la OMC logran más beneficios. Además, en los últimos años los productores indios crecieron comprando empresas extranjeras productoras de genéricos, como en 2006 hizo Dr. Reddy’s con la alemana Betapharm.
Los analistas de Pricewaterhouse Coopers pronostican un próspero futuro a los productores indios, que podrían aumentar su volumen de negocio de los 11.000 millones de dólares actuales a 74.000 millones en 2020. A este crecimiento podría contribuir la cuestión de las patentes: en los próximos años expirarán un gran número de importantes licencias, lo que dejará la puerta abierta a los fabricantes de genéricos./AFP