El trastorno bipolar no es solo “cambios de humor”: es una condición compleja que alterna episodios maníacos e hipomaníacos con depresiones profundas, y que en muchos casos puede llegar a ser altamente discapacitante.
¿Puede tu ADN decir algo sobre si estás en riesgo? Los avances recientes en genética están dando respuestas potentes, y también muchas preguntas, que cambian la forma en que entendemos la enfermedad.
El Consorcio de Genómica Psiquiatra (PGC) acaba de publicar el mayor estudio genómico sobre bipolaridad realizado hasta la fecha con más de 158.000 personas con trastorno bipolar. La magnitud del análisis permitió detectar muchos más marcadores genéticos asociados al trastorno que los identificados en investigaciones previas, ampliando de forma notable la “arquitectura genética” conocida.
Estos hallazgos no solo aumentan la lista de genes implicados, sino que también ofrecen pistas sobre las vías biológicas involucradas, reseña National Institute of Menta Healt.
¿Cuántos genes están implicados en el trastorno bipolar?
El estudio identificó cerca de 300 ubicaciones genómicas vinculadas al trastorno y destacó 36 genes con mayor probabilidad de estar directamente relacionados con el riesgo.
Importante: no existe un “gen bipolar” aislado. La predisposición se debe a la suma de efectos de múltiples variantes cada una con un impacto pequeño que juntas modifican el riesgo individual. Esta policromía genética explica por qué la presentación clínica varía tanto entre personas.
Una novedad crucial del estudio fue su inclusión de personas de ancestrías diversas (europea, este asiática, africana americana y latina). Los resultados muestran que la arquitectura genética puede variar según el subtipo de bipolaridad y según la población, lo que subraya la necesidad de estudios inclusivos si queremos tener pruebas y herramientas clínicas precisas para todos. En otras palabras, los hallazgos de un grupo no siempre se trasladan con exactitud a otro.
Las variantes implicadas en bipolaridad comparten territorio genético con otros trastornos psiquiátricos, como la esquizofrenia y la depresión mayor. Esto ayuda a explicar por qué hay solapamiento en síntomas, respuesta a tratamientos y por qué los límites diagnósticos a veces son difusos en la práctica clínica. Entender estos cruces genómicos puede abrir puertas a tratamientos que actúen sobre rutas biológicas comunes.
El informe completo está disponible en National Institute of Mental Health
Foto cortesía de Freepik
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