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La segunda tormenta invernal en las últimas dos semanas que azota la normalmente templada región del sur de Estados Unidos cubrió el miércoles de hielo autopistas, árboles y tendidos eléctricos, y dejó sin electricidad a casi medio millón de viviendas y negocios.
El inclemente clima fue señalado como responsable de por lo menos nueve muertes a causa de accidentes de tránsito en toda la región, entre ellas tres personas que murieron cuando una ambulancia se salió de una carretera a causa del hielo en el occidente de Texas y se incendió. Casi 3.300 vuelos de aerolíneas fueron suspendidos a nivel nacional.
Los meteorólogos advirtieron que habría una tormenta potencialmente "catastrófica" en el sur estadounidense, con capas de hielo de más de 2,5 centímetros (una pulgada) en algunos lugares. Pronosticaron caída de nieve durante la noche, con posible acumulación de 7,6 centímetros (3 pulgadas) en Atlanta y mayores niveles en las Carolinas.
Conforme transcurría el día, se incrementaba el número de apagones.
Tal como lo hizo en partes de Georgia, el presidente Barack Obama declaró Carolina del Sur como zona de desastre, allanando la posibilidad de ayuda federal. En Myrtle Beach, Carolina del Sur, las palmeras quedaron cubiertas por una gruesa capa de hielo.
La tormenta no infligió el devastador efecto en las autopistas de Atlanta tal como ocurrió con una tormenta parecida, principalmente porque los habitantes aprendieron su lección y se mantuvieron lejos de las carreteras.
Mientras los residentes del sur prestaban atención a las inusualmente extremas advertencias y se quedaban en casa mientras caía la nieve y la lluvia gélida, la tormenta se desplazaba hacia el norte, amenazando con llevar el jueves unos 30 centímetros (un pie) de nieve a los estados de la costa central del Atlántico y del noreste, donde sus habitantes ya están hartos del clima invernal.
El hielo combinado con ráfagas de viento de hasta 48 kilómetros por hora (30 mph) quebraron ramas de los árboles y tendidos eléctricos. Más de 200.000 viviendas y negocios se quedaron sin servicio en Georgia, mientras que en Carolina del Sur, unos 130.000 usuarios eran afectados y casi 30.000, en Luisiana. Algunas personas podrían quedar sin electricidad por varios días.
En Atlanta, que fue sorprendida sin preparación en la tormenta previa, las calles y autopistas estaban desiertas en esta ocasión. Mucho antes que comenzarán las precipitaciones de aguanieve, las escuelas del área ya habían anunciado la suspensión de clases para el martes y el miércoles. Muchos negocios de la capital financiera del sur también cerraron.
La escena difería marcadamente de la vez anterior, el 28 de enero, cuando miles de escolares se vieron obligados a pernoctar en sus escuelas debido a la acumulación de nieve de 8 centímetros (3 pulgadas) e innumerables conductores dejaron abandonados sus vehículos después de quedar estancados en largas hileras de congestión vehicular por horas.
El gobernador de Carolina del Norte, Pat McCrory, instó a los residentes a que carguen sus teléfonos celulares y compren pilas para sus radios y linternas porque la tormenta podría causar acumulaciones de 30 centímetros (un pie) en lugares como Charlotte.
"Manténganse atentos. No adopten actitudes irresponsables en momentos como este. Protéjanse y protejan a sus familias. Protejan a sus vecinos", recomendó McCrory.
Para la costa central de la costa Atlántica y el noreste estadounidense, la tormenta es el más reciente episodio en una serie de muchas más que han precedido su paso, agotando los recursos de sal para las calles y han provocado que los sistemas escolares se queden sin días extras para casos de nevadas.
Washington D.C. podría tener acumulaciones de 20 centímetros (8 pulgadas) de nieve. Mientras que Nueva York podría tener unos 15 centímetros (6 pulgadas).